Pionero de la astronomía mexicana, maestro de una gran generación de científicas y científicos en el país, promotor de la educación y la ciencia en México
Enamorado del cielo desde niño y curioso incansable. Fue el primer astrónomo mexicano conocido a nivel internacional. Maestro y mentor de la gran primera generación de astrónomos y ópticos mexicanos. No solo logró poner a México en un lugar importante en la astronomía mundial sino que se preocupó de dotar de herramientas al país para progresar también en otras áreas como la óptica y la electrónica.
Recibió la Medalla Bruce de la Sociedad Astronómica del Pacífico en 1964, el Premio Nacional de las Ciencias y las Artes del gobierno de México en el Área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales en 1978, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1981 y el Premio Lomonósov de la Academia de las Ciencias de la Unión Soviética (conocido como el Nobel ruso) en 1986. Fue miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y del Colegio Nacional.
Durante 20 años dirigió tanto el Instituto de Astronomía de la UNAM como el Observatorio de Tonantzintla hasta que, en 1968, decide concentrar todos sus esfuerzos en Tonantzintla y promover, no solo la astronomía, sino también la óptica y la electrónica. Tan solo tres años después, el presidente Luis Echevarría firmó la creación del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica.
Publicó más de 80 artículos y decenas de libros. Participó en congresos internacionales y su nombre lo ostentan escuelas, calles y programas científicos. Sus aportaciones en la astrofísica son múltiples y variadas.
Su esposa, la escritora Elena Poniatowska plasmó en dos libros fragmentos de la vida de Guillermo Haro: La piel del Cielo y El universo o nada: biografía de un estrellero mexicano.
Aquí resaltamos algunas de sus contribuciones más importantes en astronomía.
Objetos Herbig-Haro
Cuando una estrella masiva recién formada está capturando material del disco protoplanetario que la rodea, parte de ese material es lanzado hacia afuera mediante chorros de alta velocidad. Este material brilla y, por tanto, se puede observar con telescopios. Estos chorros de material duran poco en escalas estelares, unos 100 mil años, y se conocen como objetos Herbig-Haro (u objetos HH) en honor a los dos astrónomos cuyas investigaciones fueron pioneras en este campo.
Los objetos HH representan una evidencia de que ahí se están formando estrellas masivas que, en general, permanecen ocultas tras nubes de polvo. El interés en estudiar estos objetos es que permiten analizar las etapas tempranas de la formación estelar.
Estrellas T Tauri
Son estrellas en proceso de formación. Una estrella es propiamente estrella cuando llega a la fase de Secuencia Principal, caracterizada por el inicio de la fusión del hidrógeno en el núcleo estelar y que lleva a la producción de helio. El nombre de estas estrellas procede del prototipo, la estrella T de la constelación del Toro. La presencia de nubes oscuras de polvo y gas a su alrededor hace que su brillo varíe erráticamente. Comparadas con el Sol, que tiene 4500 millones de años, las T Tauri son estrellas muy jóvenes, tienen solo unos pocos millones de años.
Guillermo Haro fue uno de los primeros astrónomos en identificar y clasificar las estrellas T Tauri, investigó las causas de la variabilidad de su brillo y estudió la relación entre estas estrellas y los objetos HH.
Estrellas azules
Haro ideó una técnica novedosa para detectar estrellas muy azules en el cielo utilizando la Cámara Schmidt de Tonantzintla. Junto con Luyten, realizó un listado de casi 8800 estrellas azules. Parece que este listado de estrellas tan numeroso fue el origen del sobrenombre cariñoso de estrellero, que le puso Elena Poniatowska.
Decenas de estrellas azules resultaron ser, finalmente, cuasares, y la enorme luminosidad resultó proceder de la caída de gas y estrellas hacia un agujero negro supermasivo. De esto se dio cuenta en 1960 un equipo de astrónomos de California. Se percataron de que un cuasar recientemente descubierto en radio, estaba situado muy cerca de una estrella azul de las de Haro. Después, se exploraron otras estrellas azules del catálogo y las que resultaron ser cuásares se nombraron con TON, por Tonantzintla.
Otros descubrimientos
En la década de 1950 descubrió más de una decena de novas de nuestra galaxia, en Sagitario, Ofiuco, Escorpio.
En 1952 reportó el descubrimiento de 103 nebulosas planetarias en dirección al centro de nuestra galaxia. Después, involucró a los entonces estudiantes Manuel Peimbert, Gerardo Bátiz y Rafael Costero en esta búsqueda y estos lograron descubrir 24, que llevan por nombre las iniciales de sus apellidos.
En 1954, junto con el astrónomo Enrique Chavira, descubrió el cometa Haro-Chavira cerca de la constelación del Toro.
Fuente: muyinteresante.com.mx