Enfatizó que la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente incluye en la definición de material genético el concepto microbiano, a partir de la última reforma publicada este 2024
Los estromatolitos son considerados la evidencia de vida más antigua que se conoce en la Tierra. Se trata de estructuras formadas por miles de bacterias capaces de realizar fotosíntesis, de ahí que fueron los primeros oxigenadores de la atmósfera. Estos microorganismos protagonizaron la conferencia Buscando la protección de los microbialitos de México, impartida por la científica Luisa Falcón, como parte del ciclo Universidades por la Ciencia, coordinada por Jaime Urrutia Fucugauchi, miembro de El Colegio Nacional.
La investigadora del Laboratorio de Ecología Bacteriana, del Instituto de Ecología, Unidad Mérida de la UNAM, se refirió a los estromatolitos como “comunidades formadas por la interacción de una gran diversidad microbiana con el ambiente, que facilita la precipitación de minerales carbonatados, y estructura los ecosistemas de arrecifes bacterianos”.
Los estromatolitos son microbialitos conocidos como “rocas con vida” y el término fue propuesto en 1908 por el paleontólogo alemán Von Herrn Ernst Kalkowsky, quien sugirió que estos fósiles eran de origen orgánico-sedimentario, y el significado de su concepto se refería a “stroma = capa; y lithos = roca”. Se trata de una serie de formaciones geológicas de carbonato de calcio en donde se pueden ver estructuras llamadas olitos y estromatolitos. “A partir de esto, se reconoció el registro fósil como una entidad de origen biológica que tenemos en la roca”.
Las formaciones de estromatolitos más antiguas que se han propuesto en la actualidad se encuentran en Groenlandia, en una formación llamada Isua, y se han datado en 3 mil 700 millones de años, recordó la experta.
Al responder a la pregunta ‘¿Cómo se ven los estromatolitos modernos?’, la investigadora subrayó que estas estructuras se encuentran habitando en ecosistemas acuáticos modernos, como es el caso de México, que es una zona megadiversa en estromatolitos. “Tenemos diferentes tipos, el laminado, que es el estromatolito; el oncolito, que se forma en capas como cebolla; cuando no tenemos una estructura bien definida se llama trombolito; también hay dendrolito; y todos estos son términos que estudian y describen los paleontólogos”.
“Si nosotros nos acercaremos con un microscopio electrónico, vemos cómo la biodiversidad va estructurando la roca. Vemos cabellos negros en la capa superior del estromatolito y lo blanco son cristales de minerales carbonatados. Incluso podemos detectar los minerales que precipitan asociados a estos filamentos. Lo que sabemos es que las cianobacterias, que son como gusanitos que están en la superficie, son las que literalmente forman esta capa superficial verdosa, en donde hay fotosíntesis, pero también hay fijación de nitrógeno”, explicó la ecóloga.
Agregó que los microbialitos no sólo son arrecifes bacterianos, también son hogar de peces, reptiles, insectos y de diferentes tipos de invertebrados. En la actualidad, estas comunidades no están aisladas, sino que son parte de los grandes cuerpos de agua en donde se desarrollan y su función es ser hogar de metabolismos microbianos. En México, estos microorganismos ocupan sitios como Cuatro Ciénegas, en Coahuila; el lago cráter de Alchichica, en Veracruz; y la laguna Bacalar, en Quintana Roo, considerado el arrecife de microbialitos moderno más grande en la del mundo.
En términos generales, “todos estos arrecifes tienen la capacidad de hacer fotosíntesis, eso implica que pueden incorporar dióxido de carbono que estaba en la atmósfera, o disuelto, y hacer biomasa, pero al precipitar carbonatos también hacen una exportación de minerales carbonatados, entonces, están capturando carbono, liberando oxígeno, ciclando el azufre, ciclando el nitrógeno y estos son servicios ecosistémicos que están relacionados directamente con la biodiversidad microbiana que forma a los estromatolitos en los cuerpos acuáticos modernos”.
En el caso específico de Bacalar, la investigadora comentó que todo ocurre en los primeros dos metros de profundidad, pero este sitio tiene arrecifes vivos a 70 metros de profundidad, aunque sólo se han reportado sólo hasta 30 metros al fondo. “En los últimos 24 años, se ha visitado esta laguna. Lo que hemos encontrado es que hay un desarrollo agrícola asociado a comunidades menonitas que tienen una forma de agricultura que tira la selva y luego utiliza fertilizantes sintéticos para poder sostener grandes áreas de cultivo. Bacalar, al ser el cuerpo de agua superficial más grande, pues va a recibir todos estos excedentes”.
“El aumento del turismo, la falta de tratamiento de agua y una tasa de deforestación muy alta en la región sur de Quintana Roo, asociada a prácticas agrícolas intensivas, y un cuerpo de agua tan grande, el mayor de la península, fueron los factores por los que la laguna de los siete colores, de los siete tonos de azul, estuvo durante mucho tiempo café y verde y eso regresó el llamado de atención a los pobladores y tomadores de decisiones de cómo las acciones que estamos tomando impactan en la salud de los ecosistemas”, enfatizó Falcón.
En sus palabras, la comunidad de Bacalar buscó en 2017 el decreto de Patrimonio Natural y cultural de la Humanidad por la UNESCO para su protección. Miles de firmas y activistas buscaron este estatus, que no se ha logrado. Dese el 2020 “se ha buscado declarar a Bacalar como “hábitat crítico”, ya que en este lugar no sólo se desarrollan los estromatolitos, sino que también crece una biodiversidad única. Pero tampoco se ha logrado”.
Detalló que “la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente incluye en la definición de material genético el concepto microbiano, a partir de la última reforma publicada este, esto quiere decir, que el recurso genético es muy importante, y que además hay artículos como el 171 de esta ley que protege ante violaciones que atenten contra estos recursos genéticos”, señaló Falcón.
Recordó que otro avance importante fue el decretó el 15 de julio como Día del Estromatolito, en Bacalar, para generar una educación ambiental, y la coordinación y colaboración entre población, prestadores de servicios y tomadores de decisiones regionales. Sin embargo, “falta una legislación que proteja a los estromatolitos”.
“En febrero de este año, fui con colegas a presentar la iniciativa a la Cámara de Diputados para declarar el 15 de julio como Día Internacional de los Estromatolitos. Es importante porque, a falta de una legislación particular que lo proteja, que haya un día para su cuidado, nos permite tener un espacio en el cual se habla del tema y entre más conocimiento haya, el público responde mejor y se suma al cuidado”, concluyó la experta.
Fuente: El Colegio Nacional