Jesús Antonio del Río Portilla, editor
Todavía continúo asombrado por la situación de tremenda enajenación y profundo desconocimiento que muestra el presidente electo de Estados Unidos de América al enfatizar que no cree en el cambio climático que hemos causado con nuestras actividades. Primero, al decir que no cree implica una actitud dogmática que no ha reflexionado y menos contrastado con las evidencias que se han colectado en diversos estudios realizados por diferentes grupos de científicos a lo largo de todo el mundo. Segundo muestra que para ese personaje basta con que él se ilumine para proponer acciones, sin la menor reflexión sobre ellas.
La semana pasada apuntaba que necesitamos educar y difundir los conocimientos que hemos generado a lo largo de la vida humana para evitar este tipo de acciones autoflagelantes de personas que no tienen suficiente información: la mayoría de los votantes. Es importante que todos conozcamos y nos apropiemos de los conocimientos que hemos generado para poder tomar decisiones. Para ello la labor de divulgación científica es importante.
El día de ayer, se presentó el boletín de divulgación “El renovable” del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (IER-UNAM), ubicado en Temixco, Morelos. Este boletín con un mínimo tiraje impreso está disponible en la página en Internet del IER-UNAM y su misión es comunicar aspectos de las energías renovables, al mismo tiempo que enseña a los estudiantes del IER-UNAM las técnicas de comunicación de la ciencia. Debo comentar que la presentación estuvo amenizada por el grupo musical “Pasos en la Azotea” conformado por divulgadores de la ciencia, quienes interpretaron canciones de su autoría que abordan temas originales de divulgación científica a ritmo de rock.
En este sentido, en todo el país hay una comunidad de divulgadores de la ciencia muy activa que hace trabajo de excelente calidad, tanto en medios escritos como en televisión o radio y ahora en Internet. Por supuesto que los museos de ciencias a lo largo de la república hacen que el público infantil se acerque a la ciencia.
Sin embargo, la divulgación también debe estar dedicada a la población en general. Así vemos que la labor de la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor) y el periódico La Unión de Morelos que desde hace más de nueve años publican un artículo de divulgación cada lunes es una muestra de que la comunidad científica y de comunicación de la ciencia están trabajando.
De hecho, la labor de esta comunidad ha provocado que los gobiernos locales hayan percibido la necesidad de basar sus decisiones en el conocimiento científico y así en Morelos fue creada la primera Secretaría de innovación, Ciencia y Tecnología del país en este gobierno.
Esta percepción ahora requiere ser reforzada otorgando presupuesto suficiente para que tanto los organismos gubernamentales como las asociaciones como la ACMor puedan realizar actividades de beneficio para todos.
Esto último lo menciono, ya que el presupuesto para el CONACyT fue disminuido y con ello ponemos en riesgo el sector científico mexicano, que ahora podemos decir es un sector profesional que genera conocimiento que la sociedad puede aplicar. Si a nivel federal la necesidad no fue reconocida es necesario que en el ámbito estatal se tomen las medidas necesarias para otorgar presupuesto para las actividades de investigación y divulgación del conocimiento.
En la cámara de diputados estatales, en cada estado del país, está la posibilidad de enmendar la ceguera federal e invertir en ciencia y tecnología, particularmente en comunicación de la ciencia. De no hacerlo más personajes como Trump fomentarán el comportamiento egoísta, racista y cortoplazista que nos limitará en los próximos años.
Hago un llamado a los entes que planean el presupuesto en los estados para invertir en ciencia, tecnología y comunicación de la ciencia.
Fuente: Y sin embargo se mueve…