“La automatización tiene notables implicaciones sociales y éticas. La destrucción de empleo es uno de los mayores problemas al respecto. Y esto nos lleva a la educación, que debe incorporar habilidades digitales”.
“Hay un debate muy interesante en Europa sobre si los robots deben pagar impuestos. Si cada vez menos gente cotiza a los sistemas sociales, no habrá cómo mantener el Estado del bienestar. Cuanto más tardemos en afrontarlo, mayores serán las oportunidades perdidas”.
“No podemos confiar en la actuación policial predictiva basada en algoritmos. Se basan en historiales criminales que predicen dónde se van a cometer los próximos sucesos violentos y en la probabilidad de que individuos concretos cometan un delito. El problema, de nuevo, son los sesgos. La agencia de periodismo de investigación ProPublica ha demostrado que en EEUU la población negra obtiene, por sistema, una puntuación más elevada del riesgo criminal”.
“La inteligencia artificial tiene muchísimo potencial como benefactora de la sociedad. Lo que no podemos hacer es confiar a meros algoritmos todas las decisiones y desentendernos de ellas, confiando ingenuamente en que estos arrojarán resultados sin sesgos”.
“Los algoritmos no tienen ética, si consideramos ésta como tomar buenas o malas decisiones y el juicio de si algo es bueno o malo. No tienen conciencia ni empatía. Sin embargo, las personas que los desarrollan sí tienen conciencia y por eso se tienen que asegurar de que lo que están creando es éticamente correcto”.
“Hay dos aspectos clave para dotar de ética a la inteligencia artificial. El primero es cuidar la selección de los datos que se proporcionan para que no sean sesgados, que sean fiables y precisos. El segundo es el diseño del algoritmo: hay que asegurarse de que éste en sí mismo no contenga sesgos procedentes de quien lo ha creado”.
“Hay muchos casos de algoritmos sesgados. De ellos puede depender que te den una hipoteca o que no encuentres una oferta de trabajo. Estas desviaciones no es que vayan a causar un accidente de avión, pero son también peligrosas para nuestras vidas”.
“Los robots deben tener ética y saber que no está bien herir a alguien o atropellar a un peatón. Esto es, además, importante en términos de negocio, ya que las compañías quieren desarrollar productos seguros, eficientes y basados en los mejores sistemas posibles”.
Fuente: El Mundo