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Concentra Morelos investigación genómica, biotecnológica y renovable

La UNAM concentra al menos seis entidades de investigación en el estado que albergan a decenas de investigadores que buscan obtener beneficios para la comunidad

Desde la llegada del Centro de Investigación sobre Fijación en Nitrógeno, que años más tarde se transformaría en el Centro de Ciencias Genómicas (CCG), la UNAM ha concentrado en este estado a cientos de investigadores mexicanos y extranjeros con trabajos que van de la investigación genómica a la biotecnología, las matemáticas y las energías renovables.

De 1980 a la fecha, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha abierto seis entidades de investigación en Morelos.

Tras más de 40 años, la labor de la UNAM no es solo la que se desarrolla dentro de los laboratorios, sino también fuera de ellos, divulgando la ciencia e incluyendo a la sociedad local en ella en eventos abiertos al público y la visita de sus investigadores a las comunidades del estado. Actualmente, Morelos alberga:

El Centro de Ciencias Genómicas en Morelos

En 1981, el Centro de Investigación sobre Fijación en Nitrógeno fue la primera entidad de la UNAM que apareció en Morelos para responder a los requerimientos de un estado que entonces, como ahora, ha buscado mejores formas de hacer producir el campo.

“La comunidad científica en general, en aquella época, estaba muy interesada en entender mejor las cosechas, los procesos agroecológicos, cómo era que los nutrientes entraban a las plantas y, con ello, a nuestras dietas.

“Para entender esto, nos fuimos fijando en los genes, y vimos que la genética estaba muy metida en todo esto, así que empezamos a aprender genómica; se abrió la Licenciatura en Ciencias Genómicas y posteriormente nos cambiamos el nombre a Centro de Ciencias Genómicas (CCG)”, explica Agustín Ávila Casanueva, de la Unidad de Divulgación y Difusión del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM.

El genoma: la clave para entendernos

Actualmente, el trabajo de los 31 investigadores del CCG, procedentes no solo de varios estados de la República, sino también de otros países, se centra en nueve líneas principales que van desde las plantas de interés como el frijol y el jitomate, cuestiones más teóricas, como la biología computacional, hasta la biología sintética, pasando por el entendimiento de aspectos evolutivos de animales y seres humanos. La clave, siempre, es el genoma.

Además, el CCG realiza investigaciones avanzadas en biología sintética, enfocadas en diseñar bacterias altamente eficaces para la producción de compuestos de interés industrial, como antibióticos y conservadores.

“Lo que hacemos es estudiar muy bien los genomas de ciertas bacterias. Implica tener un genoma con mucha diversidad para que esté listo para cualquier cosa”.

El proceso implica un estudio detallado de los genomas bacterianos para asegurar una amplia diversidad genética que permite a las bacterias adaptarse a diversas condiciones y producir compuestos de forma eficiente, creciendo más rápido y con menos recursos, optimizando así la producción industrial.

Un espacio para la biotecnología moderna

El Instituto de Biotecnología alberga importantes laboratorios como el Laboratorio Nacional para la Producción y Análisis de Moléculas y Medicamentos Biotecnológicos (LAMMB) y el Laboratorio Nacional de Microscopia Avanzada.

Hasta la fecha, el instituto cuenta con más de 2 mil egresados de la licenciatura en Ciencias Genómicas y posgrados en Ciencias Biomédicas y Bioquímicas.

“En la década de 1980 surgió la necesidad de expandir la presencia de la Universidad Nacional fuera de la Ciudad de México, y Morelos fue el primer destino elegido y eso fue un gran acierto”, asegura la doctora Laura Alicia Palomares Aguilera, la primera mujer en dirigir el IBt.

El 20 de abril de 1982, el doctor Francisco Bolívar fundó el Centro de Investigación sobre Ingeniería y Biología Genética, que, posteriormente, el 14 de septiembre de 1991, se transformó en el Instituto de Biotecnología (IBt).

“Los investigadores del IBt generan conocimiento básico y aplicado, que se publica en prestigiosas revistas internacionales. Su trabajo incluye el desarrollo de medicamentos para uso humano y veterinario, diagnósticos avanzados, vacunas y antivenenos. La biotecnología es aprovechar a los seres vivos para crear tecnología.

En el instituto, practicamos la biotecnología moderna, modificando el material genético para obtener beneficios para la humanidad.

Durante la pandemia de COVID-19, el IBt desempeñó un papel crucial al analizar las variantes del SARS-CoV-2.

El instituto está dividido en cinco departamentos:

Innovaciones y patentes

A lo largo de la historia, el IBt ha solicitado 260 patentes, de las cuales 119 han sido otorgadas. Por ejemplo, se les concedió una patente en China por nuevas variantes de toxinas útiles para combatir el gusano cogollero del maíz, y otra en México y Estados Unidos por un anticuerpo monoclonal que potencia vacunas aviares, humanas y porcinas.

En los últimos años, el IBt ha recibido financiamiento para alrededor de 90 proyectos a través de PAPIIT-UNAM y otros con financiamiento externo, principalmente del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt).

El CRIM busca transformar realidades

La evolución del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) ha reflejado los cambios en las prioridades académicas y sociales del país. Inicialmente conocido como el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Sociedad y Cultura (CIMSC), luego como el Centro de Estudios sobre la Identidad Nacional en Zonas Fronterizas (CESINZF), el CRIM se constituyó en 1987.

Con un equipo de 56 investigadores dedicados, el CRIM se enfoca en estudiar y resolver problemas de la realidad social de México y estados como Puebla, Tlaxcala y Oaxaca.

Entre 2019 y 2022, los investigadores del CRIM generaron más de 160 productos anualmente, incluyendo libros, artículos académicos y de difusión, así como capítulos de libros. En 2019, se publicaron 165 trabajos, en 2020 la cifra aumentó a 191, y en 2021 alcanzaron los 186 productos.

Se estima que tienen cerca de 732 temas de publicación que incluyen: abuso sexual de mujeres, actividad no agrícola, actividad política, administración pública, adolescentes y su conducta; agenciamiento, agricultura, amor, aspectos económicos, ámbitos sociales, cambio cultural, cambio climático, entre muchos otros. Están disponibles de manera gratuita en su repositorio en línea, aunque también se pueden adquirir en formato físico a un costo de recuperación no mayor a los 300 pesos.

De acuerdo con Fernando Lozano Ascencio, director del CRIM, “es crucial que la gente consuma nuestra investigación y que ésta ayude a resolver problemas. El trabajo de los investigadores está disponible para la comunidad, a quien nos debemos”.

Para quienes deseen explorar el catálogo de publicaciones del CRIM, el material está disponible en su repositorio en línea: https://www.crim.unam.mx/repositorio/ . Este acceso abierto permite que tanto académicos como el público en general se beneficien del conocimiento generado por este centro de investigación.

Fuente: elsoldecuernavaca.com.mx

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