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Compuertas abiertas: que fluya la investigación al sector productivo mexicano

Compuertas abiertas: que fluya la investigación al sector productivo mexicano

Dr. Adolfo Guzmán Arenas

Comité de Tecnología y Diseño

Como en el mundo, en México un investigador que labora en una institución del sector público hace descubrimientos, inventos, mejoras e innovaciones que hacen avanzar la ciencia y disminuir la ignorancia. Estas aportaciones se publican en revistas técnicas en inglés, de modo que sus logros se difunden por todo el mundo, y dejan huella en la ciencia a través de los años, quizá durante cien años. Pero ¿qué beneficio obtuvo México de esto, aquí y ahora? Si su contribución a la ciencia o la tecnología es de naturaleza aplicada, tiene sentido que se le busque uso en nuestro país, en nuestro sector productivo, en nuestras instituciones, en nuestra sociedad, pronto (antes de que alguien nos gane la carrera) y bien. Para mejorar nuestros productos, nuestros procesos, nuestras medicinas, nuestras aplicaciones informáticas, nuestra forma de construir, producir, comunicar o consumir.

La investigación de naturaleza aplicada fluye hacia el sector productivo, gobierno y ONGs sobre todo de tres maneras: (1) A través de los proyectos o convenios que la universidad o centro de investigación lleva a cabo con otros entes, proyectos que usualmente contienen esa innovación o aportación. (2) A través de labores de consultoría o asesoría en las que el investigador colabora con una empresa o ente externo a su centro de investigación, para mejorar determinado aspecto o resolver cierto problema de importancia para tal ente. (3) El investigador, junto con otras personas dentro y fuera de su institución, forma una nueva empresa de base tecnológica, en la que participa activamente, sin dejar su centro de investigación o universidad. También fluye esta investigación aplicada en forma indirecta a través de los egresados que el investigador ayuda a formar, y ésta podría ser una cuarta manera de transferir la tecnología concebida.

Sobre la tercera forma de transferir la investigación aplicada al sector productivo, ha habido importantes avances, “se han abierto las compuertas.” El decreto presidencial del 8 de diciembre de 2015 reforma diversas disposiciones de la Ley de Ciencia y Tecnología y de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Destaco algunas:

El decreto faculta o instruye a las instituciones públicas de investigación a que emitan lineamientos cubriendo los puntos anteriores, dentro de los 180 días siguientes a su publicación. Ya se venció el plazo. Pocas instituciones lo han hecho, y en algunas de las poquísimas que lo hicieron, salieron los reglamentos más restrictivos e inhibitorios que los que estaban (o se aplicaban) antes. Los departamentos legales de tales universidades o centros emitieron lineamientos y reglamentos que restringen, limitan y atienden solamente los aspectos legales, para evitar problemas de responsabilidades administrativas. El espíritu de fomento del decreto se quedó sin atender. No se consultó (o se ignoró su opinión) a los investigadores, a través de los cuales el decreto pretende impulsar la transferencia de sus aportaciones al sector productivo y comercial. Es mi esperanza que los nuevos reglamentos que las instituciones omisas expidan, atiendan el espíritu de la reforma, y permitan la transferencia de la investigación, la tecnología recién descubierta y las innovaciones, que buena falta le hace a nuestro país.

Fuente: Consejo Consultivo de Ciencias

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