Agregó que, en su fase aguda, la enfermedad provoca hinchazón en la zona de la infección, fiebre, fatiga, erupciones, dolores corporales, presencia de parásitos en circulación, dolor de cabeza e hinchazón de los párpados
La enfermedad de Chagas debe ser considerada como prioritariainfección parasitaria endémica en el continente americano. Hasta la fecha, ha afectado a siete millones de personas en 21 países. Así lo aseguró Adolfo Martínez Palomo, miembro de El Colegio Nacional y coordinador del ciclo Bajo el microscopio, en la conferencia “Chagas: los tripanosomas”.
“Uno de los problemas que no se ha analizado es que los perros pueden ser transmisores del Chagas y, si hay algo de moda actualmente, es tener perros”, sostuvo el colegiado. Explicó que estos insectos se encuentran fácilmente en lugares donde hay paja. Inclusive, como se trata de chinches llamativas, hay niños que las utilizan para jugar, lo que significa un gran riesgo, porque pueden ser infectados. Su manera de actuar es chupando sangre, así aumentan de volumen, pero dejan en sus heces los parásitos y cuando el niño se rasca facilita la penetración de los Trypanosoma cruzi, así comienza el ciclo del padecimiento.
Recordó que la enfermedad “tiene varios mecanismos para penetrar las células del organismo humano”. Primero, entra en contacto con las células y comienza a multiplicarse ellas, lo que provoca que éstas se llenen de las formas parasitarias del Trypanosoma, el ciclo se repite hasta que los parásitos llegan a las células musculares, sobre todo, a las del corazón. Lo que puede provocar la muerte por insuficiencia cardiaca.
Entre las características que poseen los parásitos Trypanosoma, según los análisis realizados en el laboratorio del CINVESTAV por los investigadores Wanderley de Souza, Arturo González Robles y Adolfo Martínez Palomo, estos organismos tienen una colita que les da movilidad cuando se encuentran en un medio líquido o semilíquido; y poseen una boca y un esófago, de los que aún no se entiende el motivo, pero se piensa que son fundamentales para su nutrición.
Al tomar la palabra, José Luis Rosales Encina, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, comentó que, como investigadores, han analizado este parásito en el laboratorio desde la situación epidemiológica y sintomática hasta la infección y lo que ocurre después de ésta, todo con ayuda de estudiantes de doctorado. “Identificamos que el parásito se puede contagiar principalmente por el vector de sus heces, puede transmitirse a través de la leche materna, por transfusión sanguínea, vía trasplacentaria, por comer animales silvestres semi crudos o por descuidos en laboratorio en trasplantes de órganos”.
Señaló que esta enfermedad provoca, en fase aguda, hinchazón en la zona de infección, fiebre, fátiga, erupción, dolores en el cuerpo, parásitos en circulación, dolor de cabeza, hinchazón de los párpados, pérdida de apetito, náuseas, dearrea, vómitos, ganglios inflamados, y agrandamiento de hígado o del bazo, además tiene una duración de dos a ocho semanas. En la fase crónica, la enfermedad puede causar latidos irregulares del corazón, insuficiencia cardiaca y paro cardiaco repentino en un 80% de los pacientes. En un 25%, provoca dificultad para tragar debido al agrandamiento del esófago y, en un 30%, dolor estomacal o estreñimiento debido al crecimiento de colón.
“En la literatura médica, encontramos que personas con malaria cerebral tenían una relación directa en la manifestación de este tipo de enfermedades con los niveles de óxido nítrico en circulación”, subrayó el especialista.
De acuerdo con Rosales Encina, su método permitió detectar un parásito entre 10 y 20 mililitros de sangre. “Vimos que, en la piel permanece hasta 15 días, en un gangleó linfático aparece y desaparece; no encontramos el parásito en el bazo; en el músculo esquelético, aparece a los 5 días; y, en el músculo cardiaco, a los 5 días después de la infección. Este método nos sirve para detectar hacia dónde se va el parásito y en cuánto tiempo lo podemos detectar”.
“Estamos lidiando con un parásito que tiene miles de años en el continente americano”. La presencia del protozoo causante del Mal de Chagas se ha comprobado en una amplia variedad de mamíferos en el país, incluyendo roedores, murciélagos, vacas, burros, caballos, cabras, ovejas, llamas, vicuñas, conejos, perros, gatos, zorros e incluso en un pequeño marsupial endémico de Chile conocido como yaca.
El investigador explicó que existe una inmunoterapia que logra reducir la magnitud del daño cardíaco y modular la respuesta inmune celular frente a esta infección; el tratamiento se basa en utilizar el gen SP (pBCSP) que muestra una clara respuesta para controlar la enfermedad. “Esto nos indica que podemos utilizar estos genes como vacunas para el padecimiento”.
Fuente: El Colegio Nacional