Angelina Arora, de Sydney Girls High School, con solo 16 años estaba preocupada por el plástico que se lanzaba a los océanos, sobre todo por las bolsas de la compra. Por ello, empezó a pensar en cómo fabricar uno que fuera biodegradable.
Probó con diferentes tipos de desechos orgánicos, como las cáscaras de plátano, hasta recurrió a las gambas (camarones) después de darse cuenta de las similitudes entre sus caparazones y el plástico.
Gambas
Según explica la misma Aurora: «Extraje un carbohidrato llamado quitina y lo convertí en quitosano y lo mezclé con fibroína, que es una proteína en los capullos de seda».
Descubrió así que la combinación de los dos productos orgánicos creaba un material similar al plástico que se descomponía 1,5 millones de veces más rápido que los plásticos comerciales, y se descomponía por completo en 33 días.
Su invención le valió el Premio Innovador al mercado en los Premios de ciencia e ingeniería de la Fundación BHP Billiton de 2018 y reconocimiento internacional en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería de Intel, donde ganó el cuarto premio, así como una beca integral para una prestigiosa universidad de Estados Unidos.
Más de ocho millones de toneladas de plástico ingresan a la corriente de desechos cada año. 91% de ella no se recicla. Eso significa que se encuentra en los vertederos y, finalmente, hace su camino hacia el océano. El plástico tarda 400 años en descomponerse.
Fuente: xatakaciencia.com