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Un dron que dispara drones: así es Valkyrie, el guardaespaldas de cazas

Un dron que dispara drones: así es Valkyrie, el guardaespaldas de cazas

La USAF y sus ‘homólogos’ chinos y rusos se lanzan a una carrera por conseguir un vehículo de combate autónomo que complemente y revolucione las operaciones con naves pilotadas

Que los drones o vehículos no tripulados están llamados a ser coprotagonistas en las operaciones militares del futuro, es decir algo muy obvio, habida cuenta de los incesantes avances que en este campo se producen día a día. Si bien aún estamos lejos de que los vehículos no tripulados, incluso los dotados de inteligencia artificial, reemplacen por completo el elemento humano en misiones de combate, no es menos cierto que cada vez toman un papel más protagonista. Esto lo vemos en las incesantes noticias de nuevos desarrollos. Uno de los más interesantes y que nos permitirá atisbar el futuro de las operaciones aéreas de combate es el nuevo UCAV que está desarrollando la USAF: el KRATOS XQ-58A Valkyrie.

El motivo por el que se está desarrollando este tipo de ingenios no viene solo por el hecho, indiscutible, de que los drones cada vez tienen más utilidad en las operaciones militares. En este caso, además, se trata de conseguir un vehículo de combate autónomo que complemente las fuerzas de ataque propias, formadas todavía por aviones convencionales, es decir, con piloto. Está claro que las operaciones aéreas del futuro van a ser muy diferentes de las actuales. Si pensamos en el plano de una fuerza aérea hegemónica, como hasta ahora ha sido y es la norteamericana, su desempeño en estos últimos años ha estado comprometido en conflictos asimétricos, muy exigentes en cuanto a coste económico, material e incluso humano, pero donde las fuerzas aéreas se han encontrado con un total dominio del espacio aéreo, caso de Irak o Afganistán. Eran años donde el ‘gran enemigo’, la Unión Soviética, había desaparecido.

Pero las cosas están cambiando a un ritmo vertiginoso. Rusia se ha convertido en una gran potencia resurgida de las cenizas de su antiguo régimen. Desarrolla armas suficientemente avanzadas como para vender a medio mundo y suministrar a sus propias fuerzas armadas, cada vez más y mejor dotadas. Y también tenemos a China, que hace años que “despertó” y que se está convirtiendo en la contraparte norteamericana.

En estas condiciones la estrategia militar norteamericana, en concreto para operaciones aéreas, debe cambiar y adaptarse a unos escenarios donde se puede encontrar con poderosos enemigos. Este cambio viene no solo por el hecho de nuevos y mejores aviones de combate puestos en servicio por rusos y chinos, a quienes aquí aún les queda terreno por recorrer, sino por el desarrollo por parte de ambos países de unos sistemas antiaéreos de primer nivel. Era lo lógico: si te ves superado en el espacio aéreo, impide que tu enemigo lo pueda utilizar.

Sistemas antiaéreos, la clave

Estos sistemas antiaéreos van a hacer que el espacio aéreo del futuro sea muy letal, con un campo de batalla y unos objetivos muy protegidos por masivos sistemas de defensa aérea y aquí el número importa. Cualquier atacante, y la USAF (Fuerza Aérea norteamericana) asume que tendrá ese papel, deberá aceptar fuertes pérdidas en ese exigente entorno. Las tácticas de ataque actuales consistentes en pequeños grupos de aviones furtivos que penetren con total sigilo hasta el corazón del enemigo, deberán revisarse so pena de que estos ataques fracasen estrepitosamente al ser derribados todos sus aviones.

Por otro lado tampoco es asumible utilizar una gran formación de aviones pilotados de los que, tras el ataque, tan solo regrese una fuerza muy mermada. Un gran número de bajas en aviones (a 100 millones de dólares cada uno) y pilotos (difíciles de reemplazar), causaría efectos demoledores. Aquí es donde entran en escena los UCAV (Unmanned Combat Aerial Vehicle), como el Valkyrie que se está comenzando a desarrollar. Serían aviones con cierta capacidad de actuación autónoma (como lo hacen los drones actuales) pero sobre todo pensados para acompañar a los aviones con piloto. Las posibilidades, como veremos luego, son enormes.

El XQ-58A Valkyrie

El XQ-58A es lo que se denomina un ‘vehículo demostrador’, es decir, un modelo que se construye y prueba para evaluar la viabilidad de una tecnología, un diseño, etc. En este caso, el Valkyrie vendría a probar el diseño y tecnología alrededor de un dron de combate o UCAV que pueda ser utilizado como complemento de los aviones de última generación. Muchas veces los demostradores son modelos a escala reducida, en general muy simplificados pero que aportan una valiosísima información que permitirá, a futuro, ahorrar costes de desarrollo en los ejemplares que se van a fabricar en serie.

El Valkyrie está diseñado con características ‘stealth’ y no es un modelo de gran tamaño; sus dimensiones son modestas con 8,8 metros de longitud, 6,7 de envergadura y un peso en vacío de alrededor de 1.200 kg. Está propulsado por un turbofán de 2.000 libras de empuje que le permite volar en el régimen subsónico alto, a 652 mph (1.050 km/h) o 0,75 Mach, con una velocidad de crucero de 0,65 Mach. Su techo de servicio estaría alrededor de los 45.000 pies (unos 13.700 metros) y su alcance se sitúa en unas 3.000 millas náuticas (5.550 km). Por comparación, el Predator B (o Reaper) que adquirió el Ejército del Aire tiene unas dimensiones de 11 metros de longitud y 20 de envergadura, pesa en vacío prácticamente el doble pero tiene una menor velocidad de crucero (unos 480 km/h) y menor autonomía, con 1.850 km.

El desarrollo del Valkyrie responde al Skyborg Vanguard Program, un programa lanzado por la USAF a mediados del 2020 en su búsqueda de un vehículo no tripulado, barato y sencillo de fabricar que pueda actuar como ‘wingman’ (pareja o escolta) de los aviones tripulados, pensando sobre todo en el F-35 aunque también en el F-22, según las misiones. Se trataría de UCAV muy baratos donde el objetivo de precio se debería situar en el entorno los 2 o 3 millones de dólares, más o menos el doble que el precio de un moderno misil de crucero, pero muchísimo menos que los drones de vigilancia sofisticados, como el Global Hawk, que cuesta la friolera de más de 200 millones de dólares cada uno.

En respuesta al programa Skyborg entraron en competencia las mejores empresas en este campo: Boeing, Northrop Grumman, General Atomics (fabricante de los Predator) y Kratos Defense. Para la fabricación de su XQ-58A, Kratos, una empresa especializada en blancos aéreos no tripulados y tecnología relacionada, firmó un contrato con la USAF por cinco años por el que recibió 400 millones de dólares para el desarrollo, integración y entrega de prototipos de vehículos aéreos que cumplieran con los requisitos de Skyborg. Para ello presentó su modelo Valkyrie, que ya volaba desde 2019 y que a día de hoy ha realizado cuatro vuelos, el último de los cuales a gran altitud.

Modelos baratos y multitarea

Por ese precio se trataría de elementos ‘prescindibles’, es decir, cuya pérdida sería asumible. Las posibilidades de utilización serían enormes y cambiarían las reglas del combate aéreo. Al ser tan baratos y fáciles de producir en grandes cantidades, se podrían lanzar al ataque de objetivos enemigos enjambres de 50 o 60 aviones, de los que tan solo 10, 15 o menos, serían aviones tripulados. Los UCAV podrían actuar de muchas maneras. Por ejemplo se podrían dedicar dos o tres a funciones de detección y designación de objetivos, lanzándolos por delante de la formación atacante para hacer un barrido y localizar las defensas, analizar rutas de entrada, calcular coberturas del radar enemigo, etc. Estos drones estarían muy expuestos, pero enviarían una valiosa información hasta que resultaran eliminados. Incluso su eliminación daría una información de gran valor al delatarse las posiciones de las baterías enemigas de misiles antiaéreos.

Una vez en el ataque, los UCAV se podrían configurar con distintos perfiles de armas. Unos para atacar en vuelo rasante, otros para hacerlo desde la altura, etc. Algunos podrían ir configurados con misiles aire – aire en previsión de una respuesta de la aviación enemiga y otros podrían dedicarse a cubrir a los aviones tripulados, protegiéndoles de los misiles entrantes que, en el extremo, podrían neutralizar sacrificándose ellos mismos. Por eso es tan importante su bajo coste y fácil fabricación. Una ventaja añadida del Kratos Valkyrie es que es paletizable. Un sistema se puede llevar plegado en un contenedor estándar y ser lanzado desde su mismo contenedor, aunque deberá ser recuperado en una pista convencional.

La clave de todo esto va a estar en la capacidad de establecer unas comunicaciones seguras y encriptadas entre los aviones tripulados y los UCAV, cuyo funcionamiento podría ser autónomo con una serie de parámetros básicos o prácticamente manual, dirigiendo cada movimiento de los UCAV. Para ello la USAF ya está trabajando sobre la base del F-35, hoy único avión con una tecnología a bordo suficiente para este cometido.

Sin embargo se prevé que otros aviones, como el F-22 e incluso el novísimo y renacido F-15EX, puedan a corto plazo controlar este tipo de drones. El enemigo no lo tendrá fácil. Para él lo importante sería eliminar a los aviones tripulados, pero éstos volarán camuflados entre el enjambre de drones y unos u otros podrán, con relativa facilidad, simular la firma de radar del resto, por lo que la protección de los aviones tripulados será aún mayor.

En este nuevo escenario no solo trabaja la USAF. También los rusos llevan tiempo trabajando en su UCAV Sukhoi S-70 Okhotnik, del que parece que ya están empezando a fabricar una pequeña serie. China está en esta lucha y desarrolla un UCAV con posibilidades de combate, el AVIC Cloud Shadow. Sin embargo, tanto el ruso como el chino son modelos bastante más grandes y, sobre todo caros, para entrar en esta filosofía del dron barato.

Fuente: elespanol.com

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