Más de uno de cada diez bebés nacen demasiado temprano. Pequeños y frágiles, necesitan mantenerse templados y ser monitorizados de cerca, generalmente en una incubadora del hospital.
Es algo muy conmovedor: un pequeño bebé prematuro es un nido de cables, rodeado de máquinas. Pero un nuevo sistema de monitorización podría hacer innecesarios todos esos cables. Se basa en dos parches muy finos, que ocupan unos pocos centímetros de ancho y se colocan en el pecho y en el pie del bebé.
Los dispositivos, desarrollados por un equipo interdisciplinario de la Universidad Northwestern (EE. UU.), se parecen a tiritas transparentes y contienen sensores que controlan todos los signos vitales del bebé. Representan el primer sistema de control neonatal que no requiere cables ni baterías.
Gracias a unos pequeños chips de comunicación integrados, todos los datos necesarios se pueden recopilar y procesar ahí antes de enviarlos a dispositivos externos a través de Bluetooth. Los sensores dependen de la transferencia de energía inalámbrica para mantenerse cargados.
El sistema ya ha sido probado en más de 60 bebés en dos hospitales en Chicago (EE.UU.). Llevaban los sensores junto con los sistemas de control tradicionales, por lo que se podía realizar una comparación directa. El sistema inalámbrico proporcionó la misma funcionalidad y los datos igualmente precisos y correctos, según un documento publicado en Science.
De hecho, puede permitir un control aún más preciso que los sistemas actuales, afirma el líder de la parte de ingeniería, John Rogers. Esto se debe a que es menos probable que los parches produzcan errores en los datos que sí pueden ser causados por los cables que se tiran cuando el bebé se mueve.
La falta de cables también hará que sea mucho más fácil alimentar y limpiar los bebés, pero lo más importante, permitirá el contacto piel con piel con los padres, que, según un creciente conjunto de evidencias, resulta enormemente beneficioso tanto para el bebé como para los progenitores.
«Imaginemos a un recién nacido en estado crítico, ya que sus pulmones y su corazón no funcionan bien. Pensemos en un medicamento que los estabiliza, que mejora su ritmo cardíaco, aumenta la alimentación y reduce la hospitalización, sin coste ni efectos secundarios. Eso es el contacto piel con piel», explica uno de los miembros del equipo de investigación, el dermatólogo Steve Xu.
Otro factor fue la necesidad de reducir las lesiones en la piel, que los bebés prematuros suelen sufrir debido a los fuertes adhesivos utilizados para mantener bien puestos los cables y las máquinas. «Hasta el 15% de toda su piel sufre cada día por eso. Esta tecnología es mucho más segura para estos bebés», sostiene Xu.
El equipo ha obtenido fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates para comenzar a implementar esta tecnología en Zambia a partir de abril. Aunque es beneficioso en los países donde las incubadoras están ampliamente disponibles en hospitales, los sensores podrían ser verdaderamente transformadores en aquellos países donde no lo están, afirma Rogers. Allí, el contacto piel con piel que facilitan podría ayudar a estabilizar la temperatura del bebé.
Para finales de año, se espera que los sensores se hayan utilizado en 20.000 bebés prematuros en Zambia, ayudando a perfeccionar aún más el sistema y, lo que es más importante, a salvar vidas.
Fuente: technologyreview.es