Científicos han creado la planta de interior genéticamente modificada Epipremnum aureum, capaz de proteger eficazmente el aire interior de carcinógenos volátiles como el benceno y el cloroformo. Como informa un artículo publicado en Environmental Science & Technology, los genetistas le han agregado un gen de citocromo de conejo, que es capaz de descomponer moléculas pequeñas.
El aire en los apartamentos y las casas puede estar más contaminado por sustancias volátiles dañinas que el aire en las escuelas y oficinas donde a menudo se usan sistemas de filtro. Entre ellas se encuentran sustancias con efectos carcinogénicos probados o sospechosos, como el benceno, el formaldehído, el cloroformo. En consecuencia, los niños que pasan mucho tiempo en el hogar y las personas que trabajan de forma remota reciben más carcinógenos que otros.
Se utilizan varios métodos fisicoquímicos para eliminar sustancias volátiles dañinas, pero no son efectivos contra el formaldehído o el cloroformo. Las plantas de interior también se utilizan para limpiar el aire, pero a menudo su poder no es suficiente para deshacerse de las sustancias volátiles. Los científicos ya han intentado aumentar la eficiencia de las plantas con la ayuda de la ingeniería genética.
Ahora, genetistas de la Universidad de Washington (EE.UU.) bajo el liderazgo de Stuart Strand, decidieron experimentar con el gen del citocromo P450 2e1 y plantas de interior para intentar aumentar la eficiencia de la purificación del aire en habitaciones. Para los experimentos, eligieron el Epipremnum aureum, ya que con esta especie se han llevado a cabo experimentos genéticos y existe un método comprobado para crear plantas transgénicas. Además, el epipremnum crece bien incluso con falta de iluminación. Los científicos crearon una construcción genética que incluyó el gen CYP2E1 de conejo y, para controlar la expresión del citocromo, una proteína verde fluorescente.
Gran eficiencia
Los investigadores colocaron plantas transgénicas cultivadas en grandes frascos de vidrio, rociaron benceno o cloroformo y dejaron las plantas durante 8-11 días, midiendo regularmente la concentración de vapor de las sustancias volátiles. Los mismos experimentos se llevaron a cabo con epipremnum no modificado o sin plantas. Los resultados mostraron que las plantas transgénicas dividían el benceno 4,7 veces más rápido que las plantas no modificadas y eliminaban aproximadamente tres veces más sustancias. Y el epipremnum modificado divide el cloroformo en un 82% durante tres días, y casi por completo en seis días. Por otro lado, las plantas ordinarias prácticamente no procesaban cloroformo.
En el futuro, los investigadores quieren comprender a qué velocidad los epipremnumtransgénicos dividen las bajas concentraciones de sustancias volátiles, y cómo las plantas transgénicas “funcionan” en la oscuridad y con luz.
Anteriormente, biólogos estadounidenses modificaron genéticamente el árbol de álamo para que no produzcan semillas viables, lo que ayudaría a controlar la propagación de las plantas genéticamente modificadas en la naturaleza. El artículo fue publicado en la revista Frontiers in Bioengineering and Biotechnology.
Fuente: nmas1.org