Científicos alemanes han descubierto que las personas prefieren a los robots en lugar de otras personas al momento de perder su trabajo. Además, si su propio lugar de trabajo no está en juego, entonces es más probable que contraten personas. Los resultados del estudio fueron publicados en Nature Human Behavior.
El desarrollo de la tecnología tiene un efecto bastante favorable en el sector económico, y en nuestro tiempo muchas obras que requieren grandes recursos humanos ya están parcial o totalmente automatizadas. Esto, por ejemplo, se aplica al transporte de carga y la producción de piezas nuevas. Además, la automatización es muy útil en áreas donde existe un alto riesgo de víctimas humanas, como en las operaciones de rescate.
Al mismo tiempo, existe una creciente preocupación entre la población debido a que la automatización de algunos procesos puede dejar a una persona sin trabajo. Según los últimos datos obtenidos el año pasado por investigadores del Foro Económico Mundial, para 2022, la proporción del trabajo realizado por robots aumentará del 29% al 42%.
Al mismo tiempo, la automatización no es la única amenaza para el mercado laboral; las personas pueden perder sus empleos en favor de trabajadores más competentes y desarrollados. A pesar del hecho de que ambas situaciones (transferir un lugar de trabajo a un robot y a otra persona) son desagradables, no se sabe qué tan diferente afectan psicológicamente a los trabajadores.
Seis gigantescos estudios, un resultado consistente
Ahora, un equipo de científicos bajo la guía de Armin Granulo de la Universidad Técnica de Munich decidieron estudiar este tema. Primero, realizaron una encuesta online a gran escala (26,750 personas), durante la cual descubrieron que las personas realmente perciben a los robots como una amenaza para su empleo. Obtuvieron un puntaje de 3.01 en una escala del 1 (absolutamente en desacuerdo) a 4 (completamente de acuerdo).
Se observó un patrón similar entre representantes de diversas profesiones (no solo entre trabajadores industriales, sino también estudiantes y gerentes) y residentes de diferentes países, lo que indica una validez bastante alta de los datos.
Después de eso, llevaron a cabo varios estudios en los que los participantes tenían que decidir a quién colocar en el lugar del empleado: a otra persona o a un robot. El primer estudio involucró a 90 estudiantes, 86 empleados altamente calificados y 124 trabajadores con una clasificación media. En la mayoría de los casos, los participantes de los tres grupos prefirieron reemplazar a los trabajadores por otros nuevos si administraban la empresa, y si ellos mismos abandonaban el puesto, preferían que su lugar fuera ocupado por un robot y no por otra persona.
El segundo estudio involucró a 251 personas: en los mismos escenarios que se usaron en la encuesta anterior, los participantes tuvieron que evaluar sus propias emociones si perdían sus trabajos o en una situación en la que los trabajadores debían ser reemplazados.
De acuerdo con los resultados del experimento anterior, la transferencia de trabajo hacia los robots se asoció con menos emociones negativas que la pérdida de trabajo a favor de otro ser humano. Sin embargo, el reemplazo de los empleados de su propia empresa causó más emociones negativas con robots que con personas (p <0.05).
El tercer estudio involucró a 95 estudiantes y 296 trabajadores de producción, cada uno de los cuales tuvo que evaluar, en primer lugar, que tanto preferirían dejar el trabajo a otro empleado o a un software (se creó un escenario hipotético para los estudiantes que trabajan en una empresa legal que, debido a pérdidas, deben reducir personal), y cómo afectará esto a su evaluación profesional.
Nuevamente, la gente prefería que su trabajo sea realizado por la tecnología (p <0.001), y los trabajadores que cedieron su trabajo a los robots se sintieron menos perjudicados en un sentido profesional, pero solo si inicialmente consideraban probable la automatización de sus propias actividades.
El cuarto estudio (cuyos participantes fueron 95 estudiantes) tenía como objetivo estudiar cómo la pérdida de trabajo frente a un robot u otro empleado afectaba la sensación de amenaza para la vida profesional y futura. Si el empleado era reemplazado por un robot, estaba menos desfavorecido en términos de personalidad que en términos de sus perspectivas (p <0.001), y se observó la situación opuesta si el empleado era reemplazado por otra persona.
El quinto estudio involucró a 90 estudiantes, 240 trabajadores de producción y 361 gerentes. A cada uno de ellos se le ofrecieron escenarios similares a los utilizados en el tercer experimento, pero esta vez los participantes también tuvieron que responder preguntas sobre cómo se asocian con el empleado o robot que tomó su lugar, y cómo se comportarían con ellos en comparación.
Como en los estudios anteriores, los participantes prefirieron entregar su trabajo a los robots en lugar de a otras personas, y esto se explicó por el hecho de que era mucho más fácil para las personas (p <0.001) compararse con otras personas que con los robots.
Finalmente, en el sexto estudio, entrevistaron a 275 personas que recientemente habían perdido sus empleos. Se preguntó a los participantes cuánto asociaban la pérdida de trabajo con la intervención de tecnología o el reemplazo con otro empleado, y cómo ha cambiado su actitud hacia ellos mismos y su futuro profesional como resultado de la pérdida de trabajo.
Consistente con anteriores resultados, la pérdida de trabajo frente a otra persona se asoció con un deterioro en la evaluación de su propia condición profesional más (p <0.001) que la pérdida de trabajo frente a la automatización, aunque también se asoció con una mayor amenaza para su futuro propio (p <0.05).
Conclusiones
Los científicos, por lo tanto, llegaron a la conclusión de que la pérdida de trabajo debido a la automatización de los procesos y el factor humano afecta a los trabajadores de manera diferente. Por un lado, la mayoría de las personas realmente prefieren entregar su trabajo a los robots en lugar de a otros trabajadores. En esta situación, la comparación social funciona: es más fácil para las personas compararse con otras personas, que con robots, por lo que reemplazarlas con otra persona puede afectar negativamente su autoestima profesional.
Por otro lado, a pesar del hecho de que parece preferible la automatización, también representa una gran amenaza a los ojos de las personas en el futuro y, por lo tanto, no puede considerarse una amenaza menor. En cualquier caso, ambos escenarios representan una amenaza a la actividad profesional; por lo tanto, es necesario tener en cuenta las consecuencias psicológicas que puede provocar una pérdida de empleo.
A pesar de que la automatización de algunos procesos de trabajo se considera una amenaza importante, en realidad, ahora las tecnologías están diseñadas para ayudar a las personas en sus actividades. Incluso se están creando tecnologías adicionales especiales para la colaboración del robot y los humanos: por ejemplo, el sistema de realidad aumentada que los ingenieros estadounidenses introdujeron el año pasado.
Fuente: nmas1.org