Luz María Martínez, ingeniera colombiana de JPL-NASA, optimiza las naves espaciales con una “protección contra radiación” cósmica para asegurar el resguardo de componentes sensibles en la sonda que estudiará Europa, una de las lunas de Jupiter.
La misión espacial Europa Clipper de JPL-NASA, cuyo lanzamiento está programado para 2025 y su llegada al menos cinco años más tarde, es el proyecto al que la especialista del Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL-NASA) en Pasadena, California, concentra su esfuerzo para evitar que los rayos cósmicos puedan dañar la nave.
“El espacio exterior está lleno de partículas energéticas que en una nave podrían afectar circuitos electrónicos, borrar una memoria del computador, apagar un interruptor, encenderlo u ocasionar otros errores perjudiciales para la misión”, dijo la ingeniera de ambientes espaciales.
“Por eso, desde mi computadora trabajamos de forma interactiva, con ingenieros de diseño para preparar naves espaciales y así protegerlas mejor en esos ambientes tan hostiles, con el fin de asegurar que sobrevivirán”, describió en su base en Pasadena, California.
Europa Clipper orbitará Júpiter y será programada para pasar 45 veces a baja altura de la luna “congelada” para completar nueve misiones científicas, como realizar una cartografía detallada, conocer la composición de la superficie con ubicación de componentes minerales u “orgánicos” y un radar de penetración del hielo para averiguar si en el fondo hay agua líquida, entre otros.
Los científicos quieren indagar si en Europa hay formas elementales de vida y esta nave ampliará los conocimientos sobre esta luna que envió la sonda Galileo desde 1995.
Para entender las fuerzas qué podrían afectar la nave en la cercanía a Europa la ingeniera Martínez revisa la información enviada también por la sonda Juno, en órbita polar de Júpiter desde julio de 2016 para “aprender sobre la atmósfera y el campo magnético que está conectado a Europa”, indicó.
“Tenemos programas de computadoras para simular todo”, reveló la ingeniera sobre el ambiente galáctico para evaluar la protección adecuada para la nave espacial y así recomendar materiales específicos, por ejemplo “si sólo es necesario usar aluminio u otro metal fuerte como titanio”.
Además, contó Martínez, para crear mayor protección al cerebro de la nave optimizan una especie “de caja fuerte” contra la radiación cósmica.
Apasionada del espacio
La científica, de 30 años, nació en Medellín y desde niña sus padres le inculcaron el deseo de saber más sobre el espacio en visitas al museo “Planetario” de su ciudad natal, en donde “podía observar los planetas con telescopios” e inspirarse con “cursos de astronomía”.
“El espacio siempre me apasionó y mi sueño era llegar a trabajar a la NASA”, recordó Martínez, razón por la que estudió ingeniería física en la Escuela de Administración, Finanzas y Tecnología (EAFIT) en Medellín (2009).
Después prosiguió con maestría en la misma especialidad en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, en Florida.
“Envié muchos correos electrónicos a JPL y NASA en busca de oportunidades y siempre me dijeron que no; pero mis padres me decían: ‘Usted no se me desanime, siga intentando’”, recordó Martínez.
Con ese objetivo comenzó a estudiar el doctorado en ingeniería nuclear en la Universidad de Texas A&M y después de un año de estudios a través del “Programa Becarios de Minorías” gestionó una pasantía en JPL-NASA.
Al finalizar el entrenamiento llenó la solicitud de empleo y es donde trabaja, desde 2014, como parte del equipo de “Aseguramiento Ambiental de Ingeniería para la Confiabilidad de la Misión”.
“Además de mi trabajo en JPL en mi tiempo libre realizo mi investigación para la tesis doctoral a distancia”, contó Martínez.
Trabajo sobre optimización de “los instrumentos para medir neutrones y rayos gama”, señaló Martínez, cuyo sueño es ver que se completa con éxito su misión.
Fuente: laopinion.com