El uso del plástico para envases continúa creciendo a medida que crece la población mundial. Los ecologistas dicen que ahora es más necesario que nunca un envasado biodegradable, particularmente cuando se trata de plásticos utilizados para proteger nuestros alimentos. Pero ahora, una película biodegradable hecha de mariscos y árboles que está siendo desarrollada en el Instituto de Tecnología de Georgia podría satisfacer esa necesidad.
El investigador Carson Meredith está interesado en explorar alternativas a los plásticos a base de petróleo crudo que se utilizan actualmente. “Probablemente hace unos ocho años, nos involucramos en lo que se conoce como nanotecnología basada en los bosques”, dijo a la Voz de América. Esta es un área emergente “que analiza el uso de la madera y otros recursos vegetales para extraer materiales nanocristalinos de alto rendimiento hechos de celulosa y usarlos en la creación de materiales livianos de alta resistencia”.
Lo que eso significa es que las mismas fibras de celulosa que se encuentran en las plantas leñosas utilizadas para fabricar papel también se pueden usar para reemplazar el material de embalaje de plástico. El grupo investigador de Meredith descubrió que al combinar la celulosa de la planta con la quitina, el material duro que forma las conchas de almeja y el exoesqueleto de las langostas, podría crearse un recubrimiento biodegradable.
A nivel molecular, la quitina y la celulosa tienen cargas opuestas, lo que significa que se atraen entre sí. Los científicos de Georgia Tech usaron esta propiedad cuando rociaron capas muy delgadas y alternas de los dos materiales sobre una base.
Existe una idea errónea de que todos los plásticos se fabrican con petróleo crudo. Susan Selke, directora del Centro de Innovación y Sostenibilidad del Envase, explicó que, técnicamente, el término plástico se refiere a “una estructura de cadena larga basada en el carbono que puede moldearse mediante la aplicación de calor y presión”. Entonces, en el caso de la nueva película de plástico, Meredith y sus coautores utilizaron una base de PLA clara y flexible y aplicaron capas alternas de quitina y nano fibras de celulosa que se secan en un plástico transparente fino pero duradero como el que se usa más comúnmente en la tienda de comestibles.
Meredith señala que su investigación muestra que la quitina y la celulosa “funcionan mucho mejor como dos o tres capas delgadas, de lo que lo harían como materiales independientes de espesor equivalente”.
El nuevo material es excepcionalmente bueno para mantener el oxígeno fuera, lo que lo haría útil para el envasado de alimentos. Meredith dice que no lo han probado formalmente como material de embalaje de alimentos, pero una de sus atractivos es que se trataría de un material de embalaje que sería completamente biodegradable.
En el futuro, Meredith espera ver el nuevo material como una alternativa verde, aunque los desafíos continúan. “Creo que el principal desafío para comercializar esto sería tener una cadena de suministro escalable de materias primas. En este momento, eso en gran medida no existe “, dijo a VOA.
Fuente: voanoticias.com