La unidad de investigación de Disney se creó en 2008 con el propósito de experimentar en campos concretos. Entre ellos destacan los que tienen que ver con animación, como los gráficos por ordenador o el procesamiento de vídeo. Pero esta extravagante rama del conglomerado mediático también se dedica a otras áreas. La robótica, las interfaces persona-máquina, el análisis de datos o las comunicaciones inalámbricas se cuentan entre los campos predilectos de Disney Research.
Hay mucha variedad. Y la hay por dos motivos. El primero es la preferencia de Disney, como de muchas compañías, por un enfoque amplio en la investigación. Solo así se puede dar rienda suelta a la creatividad y al talento de los científicos que trabajan en los laboratorios. Pero a esta premisa se suma otra razón más pragmática. El conglomerado tiene muchos negocios y variopintos.
La animación, que fue el principio de The Walt Disney Company y a día de hoy sigue siendo su seña de identidad, se combina con los parques temáticos –una de sus grandes fuentes de ingresos a lo largo de su historia–, la productora de música, los canales de televisión o su participación en medios online, desde Vice Media a empresas como Hulu.
Esta variedad hace que la investigación de Disney Research se pueda aprovechar de muchas maneras. En este caso la aplicación en el negocio no parece clara, pero sí lo es su utilidad. Su último proyecto revelado tiene que ver con la experimentación con pantallas. Los técnicos de la compañía han creado un monitor háptico, que permite al usuario sentir con el tacto, notar texturas.
La nueva pantalla de Disney Research tiene como objetivo hacer que las personas ciegas sientan los fuegos artificiales. Este espectáculo de luz y sonido llega solo parcialmente a este colectivo y esto es lo que el nuevo trabajo se ha propuesto resolver. Como sustituto de la luz proponen las texturas, la intensidad y las vibraciones.
El resultado es una pantalla que permite algo así como tocar los fuegos artificiales. Está compuesta de una lona de látex de 90×90 centímetros. Tras ella hay una serie de boquillas que lanzan agua a presión a la lona, controladas por una placa Arduino. El sistema de la placa sigue el ritmo de un proyector, situado frente a la pantalla.
Así, mientras el proyector sirve la imagen en la lona, por detrás llegan chorros de agua a presión que dan volumen a la imagen. Incluso hay una cámara Kinect que detecta los movimientos del usuario ante la pantalla. De manera que el monitor improvisado se puede convertir en interactivo.
Los investigadores ya han probado la tecnología con un pequeño grupo de 18 personas, todas videntes. El 66% de los participantes en el experimento acertaron al asociar lo que habían sentido con su correspondiente imagen de vídeo de fuegos artificiales.
Fuente: blogthinkbig.com