Los dos chicos, estudiantes del ciclo formativo de grado superior de Mecánica del centro Salesians de Sarrià, en Barcelona, quieren dejar claro que este tipo de dron ya existe, pero que lo que han conseguido ellos es abaratar su coste en unos cuantos miles de euros.
Concretamente, el suyo tiene un coste de producción de unos 3.000 euros y los que se están vendiendo mayoritariamente en Estados Unidos valen unos cientos de miles.
Uno de los motivos por los que el suyo es más económico es porque está diseñado para funcionar con software libre, y es por ello por lo que el Dron500 ya ha despertado el interés de países como Sudáfrica y Colombia.
Trabajo de fin de curso
Los jóvenes explican que la idea surgió de la necesidad de hacer un trabajo de fin de curso y tenían claro que construirían un dron, y un día, hojeando la prensa, se les ocurrió que podría tener fines sociales y ayudar a buscar minas antipersonas.
Primero comenzaron diseñando la estructura, después hicieron los cálculos de peso, comprobaron los motores que necesitarían y compraron el circuito electrónico, la única pieza que no han diseñado ellos.
Parte de los soportes del dron está hecha en impresora 3D, siempre con el objetivo de que pese lo menos posible.
Funcionamiento manual automático
El dron pesa cuatro kilos y puede cargar ocho más por si tiene que llevar algún tipo de material médico, por ejemplo.
Además, está construido con aluminio aeronáutico y diseñado de tal manera que si topa con algo sólo se deformen las patas, que se pueden cambiar fácilmente, y evitan que se dañe la estructura.
El aparato se puede hacer funcionar de manera manual automática, ya que lleva GPS y cámara.
Suriol apunta que, aunque no han podido comprobar el dron con minas antipersonas reales, ahora, con la inyección económica del Ministerio de Defensa, lo que harán es comprar el detector y terminar el dron para probarlo en campos reales.
Comercialización del dispositivo
La intención de los dos jóvenes es desarrollarlo y sacarlo adelante para poder comercializarlo, aunque no tienen una fecha concreta para terminar su trabajo.
Lo que tienen claro es que quieren que su invento tenga un fin social y sirva para ayudar a organizaciones y gobiernos que quieran acabar con las minas.
Fuente: EFE