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Crean una tirita que desinfecta con la luz solar

Este avance, basado en materiales porosos y biocompatibles, podría transformar la forma en que tratamos heridas, especialmente en entornos con recursos limitados

Imagina un apósito que, al contacto con la luz solar, se convierte en un escudo contra las bacterias. No necesita antibióticos, ni electricidad, ni complicadas tecnologías. Solo sol. Eso es exactamente lo que ha desarrollado un equipo del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC): un material inteligente que podría cambiar la forma en que tratamos las heridas.

Este innovador apósito combina celulosa —un material natural, biodegradable y flexible— con compuestos metal-orgánicos (MOF) basados en titanio. El resultado es una película transparente que, al exponerse a la luz solar, genera moléculas capaces de frenar el crecimiento bacteriano. Una solución sencilla, sostenible y eficaz frente a uno de los mayores retos médicos del siglo XXI: la resistencia a los antibióticos.

“Los materiales fotosensibles como este nos permiten combatir infecciones sin recurrir a fármacos”, explica Margarita Darder, investigadora del ICMM-CSIC. En sus ensayos, el apósito logró reducir en más de un 50% el crecimiento de Staphylococcus aureus, una de las bacterias más comunes y resistentes en infecciones cutáneas. Y lo mejor: lo hace de forma autónoma, solo con la luz del día.

El apósito ha logrado reducir en más de un 50% el crecimiento de Staphylococcus aureus, una de las bacterias más comunes y resistentes en infecciones cutáneas

Además, el material es poroso, lo que abre la puerta a futuras aplicaciones más potentes: podría cargarse con medicamentos o agentes terapéuticos para potenciar su efecto. “Es como una tirita inteligente que se adapta a lo que necesitas”, añade Javier Pérez-Carvajal, coautor del estudio. La celulosa, al ser biocompatible, permite que el apósito se aplique directamente sobre la piel sin causar irritaciones, y su flexibilidad lo hace ideal para zonas de difícil acceso o movimiento constante.

Este avance se enmarca dentro de una línea de investigación emergente que busca soluciones médicas basadas en la luz, conocidas como terapias fotodinámicas. Estas técnicas están ganando terreno como alternativa a los antibióticos tradicionales, especialmente en un contexto en el que la resistencia bacteriana se ha convertido en una amenaza global para la salud pública. Según la OMS, las infecciones resistentes podrían causar más de 10 millones de muertes al año en 2050 si no se desarrollan nuevas estrategias terapéuticas.

Las terapias fotodinámicas están ganando terreno como alternativa a los antibióticos tradicionales, especialmente en un contexto en el que la resistencia bacteriana se ha convertido en una amenaza global para la salud pública

El uso de la luz solar como agente activador no solo es innovador, sino también accesible y sostenible. En zonas con recursos limitados o sin acceso a medicamentos, este tipo de tecnología podría marcar una diferencia crucial. Además, al no depender de electricidad ni de equipos médicos complejos, su aplicación podría extenderse a contextos de emergencia, atención domiciliaria o incluso misiones humanitarias.

Los investigadores del ICMM-CSIC ya trabajan en nuevas versiones del material que puedan adaptarse a diferentes tipos de heridas, desde cortes superficiales hasta quemaduras o úlceras crónicas. También se estudia su posible uso en entornos hospitalarios para prevenir infecciones nosocomiales, uno de los grandes desafíos de la medicina moderna.

Este trabajo, publicado en la revista ACS Applied Materials & Interfaces, no solo representa un paso adelante en la medicina regenerativa y la lucha contra las superbacterias, sino que también demuestra el poder de la ciencia de materiales para ofrecer soluciones simples a problemas complejos. Porque a veces, la mejor medicina puede venir… del sol.

Fuente: soziable.es

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