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Científico panameño en EU, cerca del tratamiento del virus zika

Varios científicos del mundo han destinado sus conocimientos y esfuerzos para lograr un medicamento o vacuna que pueda ser utilizado en las personas infectadas con el virus zika, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, que también transmite el dengue y el chikungunya.

La búsqueda de una fórmula química activó las alarmas de los laboratorios desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió, a principios de diciembre de 2015, una alerta epidemiológica contra el zika, debido a su relación con el aumento de recién nacidos con microcefalia. Desde entonces, muchos estudios científicos se han emprendido en el mundo.

Como parte de esas investigaciones figura una que realiza el panameño Abel De La Rosa, director científico del Instituto para el Desarrollo de Medicamentos de la Universidad de Emory, en Atlanta, Estados de Unidos, desde 2013.

De La Rosa dirige un equipo de especialistas en química orgánica y sintética, virología, bioquímica, enzimología, química cuantitativa y cualitativa, farmacocinética de drogas, entre otras disciplinas, que trabaja en desarrollar medicamentos contra enfermedades virales, entre estas, el virus zika, que tiene trasmisión activa en 76 países del mundo, principalmente en la región de América y el Caribe.

El primer logro contra el zika del investigador panameño y su grupo de trabajo ha sido sintetizar molecularmente la polimerasa del zika, y encontrar cuatro compuestos activos contra esta proteína, la cual es necesaria para que el virus se multiplique.

Estos resultados fueron publicados en diciembre de 2016 en la revista científica Antimicrobial Agents and Chemotherapy.

El siguiente paso es aprender cómo funciona el virus y buscar entre los cuatro compuestos químicos cuál tiene la mejor data para el desarrollo de un fármaco, sostuvo De La Rosa en una entrevista con La Prensa.

Explicó, además, que para lograr sintetizar la molécula tardaron cerca de cuatro meses y fueron los primeros en lograr tener ese material genético, clave para seguir con la investigación.

“El estudio ha sido dividido en tres fases. La primera ya fue cumplida, pues era sintetizar la polimerasa del zika y lograr los compuestos químicos. El siguiente paso son los estudios preclínicos con el compuesto de mejor data en por lo menos dos especies de animales”, explicó.

Los animales con los que se tiene previsto probar el medicamento por 28 días son monos y ratas. La idea es obtener resultados concretos y presentar un informe completo a las autoridades de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, y obtener los permisos para realizar pruebas en humanos.

Los estudios en personas serían la tercera fase y aún no se tiene fecha prevista para esta, porque se estima que la recolección de datos de las investigaciones en animales demore por lo menos dos años.

Para De La Rosa, el gran reto que tendrán cuando realicen el estudio en seres humanos es que el medicamento cruce la barrera cerebral, y eso es extremadamente difícil.

Detalló que este tipo de fármacos son ingeridos por las personas y luego pasan por el intestino, que los absorbe y posteriormente comienzan a circular para entrar en el hígado. La cantidad de medicamento que entra en el hígado casi nunca sale de este, y lo poco que sigue circulando tiene que llegar hasta el tejido donde está el virus.

Otro aspecto pendiente es conocer el medio de vida del compuesto en el cuerpo, así como las veces que se debe tomar y si el fármaco daña el jugo gástrico o intestinal.

El desafío es grande, porque es una enfermedad que no tenemos ni 10 años de conocerla, afirmó el científico, quien dijo que es un virus interesante para trabajar.

Además, planteó que debe haber dos frentes de investigación, uno dirigido al desarrollo de una vacuna y el otro a la búsqueda de un fármaco para las personas infectadas por el virus.

Años en la ciencia

De La Rosa estudió primaria y parte de la secundaria en el Colegio Episcopal de Panamá, y terminó su educación secundaria en Redlands High School, en California, Estados Unidos.

Luego ingresó en la Universidad de California, en San Diego, donde obtuvo una licenciatura en microbiología con especialización en biología molecular.

Trabajó en el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud unos meses antes de ingresar en Miami University, donde logró una maestría y un doctorado en microbiología.

De su inicio en el Gorgas recuerda a la investigadora Evelia Quiroz y a Julio Cisneros, así como a Basilio Gómez (q.e.p.d.).

Sus estudios de posdoctorado los cumplió en el laboratorio de bioquímica y patología del Instituto Nacional de Cáncer, y en el Instituto Nacional de Salud en Estados Unidos.

De 2002 a 2012 fue vicepresidente de Desarrollo de Negocios y Asuntos Científicos de Pharmasset, allí proporcionó el liderazgo en la estrategia de negocio y científica en el desarrollo clínico y preclínico de antivirales contra el virus de la inmunodeficiencia humana, hepatitis B y C, incluyendo el sofosbuvir, medicamento antiviral para la cura de la hepatitis C.

Fuente: impresa.prensa.com

 

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