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China lanzará un portaviones volador que transportará 100 kamikazes inteligentes en junio

La Armada china lanzará en junio su portaviones volante Jiu Tian por primera vez, una nave nodriza que podrá transportar hasta 100 drones para lanzar ataques masivos a 7.000 kilómetros de distancia

China ultima los preparativos para el primer vuelo operativo del Jiu Tian, el primer portaviones volante de la historia. Esta plataforma podrá transportar y desplegar hasta cien drones en un radio de 7.000 kilómetros. Según fuentes oficiales citadas por la televisión estatal CCTV, la misión inaugural de esta aeronave está prevista para finales de junio. Su objetivo: ampliar el radio de acción de la Fuerza Aérea china en combates no tripulados y probar su capacidad par realizar ataques masivos usando enjambres, una táctica capaz de saturar las defensas enemigas con ataques coordinados de múltiples aeronaves kamikaze.

El Jiu Tian —nombre que significa ‘cielo elevado’— fue presentado en noviembre durante el salón aeronáutico de Zhuhai. Con una envergadura de 25 metros y un peso máximo al despegue de 16 toneladas, este aparato con motor a reacción puede alcanzar los 15.000 metros de altitud, altura que lo sitúa fuera del alcance de muchos sistemas antiaéreos de medio alcance desplegados globalmente. Su autonomía casi puede cubrir la distancia entre Madrid y Nueva Delhi.

Extender el radio de acción de la Armada china

La aeronave puede transportar y lanzar hasta cien drones kamikaze desde dos bahías en su panza. Estas pequeñas aeronaves de radio limitado vuelan cargadas de explosivos para estrellarse contra sus objetivos controlados en red, abrumar defensas mediante ataques simultáneos. También pueden ejecutar misiones de reconocimiento e interferir electrónicamente en comunicaciones enemigas. Además, el Jiu Tian cuenta con ocho puntos de anclaje externos adicionales para cargar hasta seis toneladas de armamento, sensores u otros equipos.

El portaviones, diseñado por la empresa estatal de defensa Corporación de Industria Aeroespacial de China, tiene un diseño modular en el compartimento de carga. Esto permite adaptarlo a funciones civiles y militares, desde vigilancia marítima hasta rescates en entornos hostiles, según detalló el fabricante.

Sin embargo, su objetivo prioritario es su capacidad de ataque. El proyecto es parte de la estrategia china para dominar las tecnologías militares asimétricas, como Ucrania hizo con Rusia. Según el diario hongkonés South China Morning Post, los expertos citados en los medios estatales subrayan que el Jiu Tian competirá en tamaño con modelos estadounidenses como el RQ-4 Global Hawk, que opera a mayor altitud (18.000 metros) pero carece de capacidad ofensiva. Pero aparte de eso, respresenta un concepto totalmente nuevo en la nueva aviación basada en drones.

Según la televisión estatal China CCTV, tras esta primera misión seguirán pruebas para validar su integración en el Ejército Popular de Liberación. Si supera los ensayos, China dispondrá de una herramienta inédita: un avión nodriza que transformará el cielo y la tierra en un campo de batalla saturado por máquinas de guerra y sensores, quizás el máximo exponente de la idea que tienen muchos analistas de defensa sobre el futuro de la aviación militar.

Una idea de ciencia más que ficción

El portaviones realizará misiones que pueden combinar la recogida de información, la vigilancia constante de espacios —vital para la defensa de zona— y el ataque aéreo masivo. Además, el Jiu Tian tiene cuatro puntos de anclaje bajo cada ala para usar armamento adicional.

El Jiu Tian utiliza un motor a reacción montado sobre el fuselaje central. Tiene unas alas de gran tamaño y estabilizadores traseros verticales en forma de ‘H’, lo que sugiere un vuelo a baja velocidad con gran alcance. El morro del avión parece estar equipado con radar y un módulo de sensores ópticos, electrónicos e infrarrojos.

Pero lo fundamental es su capacidad para lanzar enjambres de drones más pequeños, algo que China ha estado investigando en los últimos años tanto por aire como por mar. Los expertos chinos y norteamericanos piensan que los enjambres de drones ofrecen una ventaja incontestable en el aire. Pueden cubrir áreas amplias, desorientar a las defensas enemigas y llevar a cabo misiones de todo tipo dependiendo de su configuración, todo con una eficiencia sin precedentes por un coste infinitamente menor que las fuerzas aéreas convencionales.

El problema es que estos drones tienen una capacidad de vuelo reducida. Este portaaviones suple esa falta de alcance. Volando sobre largas distancias o realizando vuelos sostenidos sobre regiones de forma continuada, el Jiu Tian ofrece un despliegue en zonas alejadas de las bases terrestres o navíos de guerra.

Aparte de realizar labores ofensivas, los drones lanzados por el Jiu Tian podrían llevar otras cargas útiles no destructivas, como sensores para el reconocimiento y sistemas de interferencia electrónica.

EEUU quiere lo mismo

Los Estados Unidos están trabajando en ideas similares usando varios conceptos. Llevan años desarrollando un ‘portaaviones volante’ más ambicioso bajo el paraguas de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA). El programa, llamado X-61A Gremlins, es más complejo que el chino: una plataforma capaz de lanzar pero también recuperar drones en pleno vuelo. Steve Fendley, presidente de la división de sistemas no tripulados de Kratos, fabricante de los drones Gremlin, asegura que el objetivo ahora es que los drones «puedan rearmarse en el aire y relanzarse para cumplir más de una misión». Fendley explica que, inicialmente, la idea era que los drones fueran lanzados para cumplir una misión y luego volvieran a su base. La evolución de los Gremlins ha permitido que las aeronaves nodrizas actúen como un portaaviones clásico, recogiendo los drones, recargándolos de combustible y volviéndolos a lanzar. Los chinos, sin embargo, parece que creen que es mejor multiplicar las unidades disponibles, haciéndolas tan baratas que no importe perderlas en cada misión.

El X-61A Gremlin, en desarrollo desde 2015, es un dron coordinado en red que opera como parte de un enjambre. Estos drones pueden ser desplegados desde bombarderos B-1B Lancer o B-21 Raider, así como desde aeronaves nodrizas como el C-130 Hércules equipados con un sistema de captura especializado para la recuperación de los Gremlins. Fendley subraya que la nueva capacidad de «recarga y relanzamiento» incrementa significativamente la eficacia de estas armas. Estos drones podrían, incluso, trasladarse de una nave nodriza a otra para continuar sus operaciones sin necesidad de volver a una base fija.

Historia y ficción

El concepto de ‘portaaviones volante’ no es nuevo. La historia está llena de varios intentos de desarrollar plataformas aéreas capaces de transportar y lanzar aviones más pequeños en busca de la superioridad aérea. Si tus aviones salen desde una cita alta en la misma zona del conflicto, no tienen que perder minutos preciosos para entrar en acción e interceptar al enemigo. Todos ellos fallaron en conseguir ese objetivo, condenados por la tecnologia de la época y el escaso retorno en comparación con el coste y la complejidad operativa. El Jin Tian es el primero que realmente funciona y da en la tecla correcta, especialmente en la guerra del futuro que ya se ha manifestado en los cielos de Ucrania.

En los años 30, la Armada de los Estados Unidos experimentó con el USS Akron y el USS Macon, dos dirigibles gigantescos que portaban cazas Curtiss F9C Sparrowhawk. Estos aviones eran lanzados y recuperados en pleno vuelo gracias a un sistema de gancho trapezoidal. Aunque los dirigibles se perdieron en accidentes, el concepto perduró en la imaginación de los ingenieros.

Más tarde, durante los años 50, la Fuerza Aérea de Estados Unidos desarrolló el proyecto FICON, que utilizó bombarderos Convair B-36 Peacemaker como naves nodrizas para cazas F-84 Thunderjet. A pesar del éxito de algunas pruebas, las dificultades técnicas y los riesgos operativos llevaron a la cancelación del proyecto.

Aparte de los Gremlin, EEUU también está trabajando en el despliegue masivo de drones más pequeños al estilo de los chinos. Una de las propuestas más interesantes es la reconversión de los bombarderos nucleares B-52 para que puedan lanzar racimos de drones en vez de bombas.

Ninguno de estos proyectos son como los Helicarriers de SHIELD en las películas de Marvel, quizás el sueño húmedo de todo general del aire. El Helicarrier es el equivalente directo de un portaaviones naval, capaz de lanzar aeronaves en cualquier momento y lugar pero desde el aire. En el mundo real, tiene mucho más sentido disponer de un gran número de aeronaves como el Jiu Tian patrullando grandes regiones del espacio aéreo y desplegando múltiples enjambres inteligentes difíciles de interceptar con solo pulsar un botón.

Fuente: elconfidencial.com

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