Un nuevo material blando que puede reflejar el calor de forma similar a cómo la piel de calamar puede reflejar la luz, proporciona invisibilidad a sistemas de visión nocturna por infrarrojos.
Las muestras pueden cambiar rápidamente la forma en que reflejan el calor, suavizando o arrugando sus superficies en menos de un segundo después de ser estiradas o activadas eléctricamente.
Los usos potenciales incluyen un mejor camuflaje para las tropas y el aislamiento de naves espaciales, contenedores de almacenamiento, refugios de emergencia, atención clínica y la construcción de sistemas de calefacción y refrigeración.
“Nos inspiraron tanto la ciencia ficción como los hechos científicos: ver dinosaurios desaparecer y reaparecer bajo una cámara infrarroja en ‘Jurassic World’ y ver calamares filmados bajo el agua haciendo cosas similares”, dijo en un comunicado Alon Gorodetsky, inggeniero en la Universidad de California Irvine. “Así que decidimos fusionar esos conceptos para diseñar una tecnología realmente única”.
Hecho de sándwiches de aluminio, plástico y cinta adhesiva, el material se transforma de un gris arrugado a una superficie brillante cuando se estira manualmente o se estimula con voltaje.
Productos que reflejan el calor, como las mantas de emergencia, existen desde hace décadas. Pero en los últimos años, los inventores en el laboratorio de Gorodetsky y otros han avanzado para crear versiones dramáticamente mejoradas a través de la ingeniería de inspiración biológica. Un enfoque ha sido imitar cómo los calamares y otros cefalópodos pueden cambiar su piel casi instantáneamente para mezclarse con el entorno que los rodea.
Ahora, él y su equipo lo han hecho, creando prototipos que luego pueden escalarse en grandes láminas de material comercialmente utilizable. Las patentes están pendientes.
“Fue difícil, especialmente la primera fase cuando estábamos aprendiendo cómo trabajar con el material adhesivo”, dijo el estudiante de doctorado Chengyi Xu, autor principal. Después de los procesos de prueba y error que involucraron miles de intentos, él y el investigador posdoctoral George Stiubianu finalmente vieron el cambio como un espejo cuando lo tiraron hacia los lados.
Fuente: europapress.es