Corea del Sur y la ONU acaban de anunciar la construcción de una ciudad flotante en Busan. Se trata de un proyecto piloto diseñado para probar esta nueva tecnología que podría estar listo para 2025
Busan, la segunda urbe más poblada de Corea del Sur, albergará la primera ciudad flotante del mundo. Así lo ha confirmado su alcalde y dirigentes del UN-Habitat —el programa de asentamientos humanos de la ONU— durante la presentación del proyecto que tuvo lugar esta semana en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Las ciudades flotantes prometen ser una solución eficaz y sostenible ante el aumento del nivel del mar, pero a día de hoy todavía no se ha conseguido construir ninguna.
Si las previsiones de los científicos sobre los efectos del cambio climático en el aumento del nivel del mar se confirman, en 2100 su altura subirá 1,3 metros y podría llegar hasta los cinco metros en 2300. El impacto de este aumento puede ser devastador para las ciudades costeras y podría afectar a millones de personas.
“El desafío es enorme: dos de cada cinco personas en el mundo viven a menos de 100 kilómetros de la costa y el 90% de las megaciudades de todo el mundo son vulnerables a la subida del nivel del mar”, afirma UN-Habitat. “Las inundaciones están destruyendo infraestructuras por valor de miles de millones de dólares y obligando a millones de refugiados climáticos a abandonar sus hogares”.
La ciudad flotante coreana llevará el nombre de ‘Oceanix Busan’ y está concebida como un prototipo en el que testar nuevas tecnologías que permitan la construcción de este tipo de estructuras. En el proyecto colaboran el gobierno municipal de Busan, el UN-Habitat y la firma de ingeniería neoyorkina Oceanix. Y el diseño corre a cargo del prestigioso estudio de arquitectura danés BIG, creador de algunos de los edificios más icónicos del planeta y de la futura base lunar de la NASA.
‘Oceanix Busan’ estará formada por 6 plataformas interconectadas con una superficie total de 6 hectáreas. En principio tendrá capacidad para alojar a 12.000 personas aunque sus promotores aseguran que se puede ampliar para albergar más de 100.000.
Cada una de las plataformas estará conectada a las demás por un sistema de puentes y tendrán un uso específico. Habrá tres barrios: uno, para el alojamiento de personas. Otro con zonas comunes, restaurantes, tiendas y locales. Y uno dedicado a la investigación marina. Los edificios que se construyan no tendrán más de cinco niveles de altura y estarán hechos con materiales ligeros como la madera y el bambú.
Según Oceanix, las plataformas se construirán con ‘biorock’, un material más duro que el hormigón, pero que puede flotar en el agua. La compañía asegura que este material crece, se autorepara y se hace más fuerte con el paso del tiempo.
El proyecto está pensado para que sea energéticamente autosuficiente y no genere desperdicios. Según UN-Habitat, producirá el 100% de la energía necesaria mediante paneles fotovoltaicos situados sobre el mar y en los tejados de los edificios. También tendrá un sistema que convertirá los residuos en energía, materia prima agrícola y materiales reciclados. Y un sistema de reciclaje que tratará y repondrá el agua utilizada.
Las ciudades flotantes son una de las soluciones que los gobiernos tienen sobre la mesa para paliar el efecto del aumento del agua en la población. Según la investigadora Nathalie Mezza-Garcia, fundadora del ‘Floating Cities Institute’, este tipo de sistemas proporciona dos grandes ventajas. Por un lado, crea una ‘tierra’ que se mueve con las olas y puede hacer frente a las inundaciones. Pero también permite a las ciudades de costa ampliar sus espacios urbanos. Aunque todavía hay dudas sobre cómo puede desarrollarse técnicamente.
“Hay buenas razones para ser cautelosos con la idea de que la arquitectura flotante puede ayudar a las comunidades a adaptarse a la subida del nivel del mar”, asegura Mezza-Garcia. “Las primeras iteraciones de esta tecnología pueden ser, en efecto, demasiado costosas y complicadas para muchas zonas afectadas por la subida del nivel del mar, pero el crecimiento de las tecnologías solares y de casas flotantes apunta a que los precios se reducirán con el tiempo”.
Ya hay varios proyectos en marcha que quieren poner a prueba esta idea y su tecnología. La ciudad flotante de Maldivas es un grupo de islas artificiales que tendrá una extensión de 200 hectáreas y contará con varios miles de viviendas además de hoteles, tiendas y restaurantes. Aunque está previsto que su construcción comience este año, sus creadores estiman que completar todo el diseño les llevará varios años. Los promotores de ‘Oceanix Busan’, sin embargo, parecen estar seguros de acabar primero y tienen la vista puesta en 2025 como fecha de finalización del proyecto, aunque todavía no han confirmado cuándo comenzarán las obras.
«No podemos resolver los problemas de hoy con las herramientas de ayer”, afirma Maimunah Mohd Sharif, la directora ejecutiva de UN-Hábitat. “Tenemos que innovar en las soluciones a los retos globales. Pero en este impulso a la innovación, seamos inclusivos y equitativos y asegurémonos de no dejar a nadie ni a ningún lugar atrás».
Fuente: elconfidencial.com