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Webb probablemente no encontró vida en un exoplaneta… de momento

Un nuevo estudio cuestiona el hallazgo de signos de vida en un planeta distante por el telescopio espacial James Webb, si bien describe cómo podría verificar la presencia de gas de origen biótico.

La investigación, realizada por la Universidad de California Riverside y publicada en Astrophysical Journal Letters, no descarta la posibilidad de un descubrimiento en un futuro cercano.

En septiembre de 2023 hubo informes tentadores de un gas con firma biológica en la atmósfera del planeta K2-18b, un potencial mundo acuático a 120 años luz, que parecía tener varias condiciones que harían posible la vida.

Muchos exoplanetas, es decir, planetas que orbitan alrededor de otras estrellas, no son fácilmente comparables con la Tierra. Sus temperaturas, atmósferas y climas hacen difícil imaginar vida tipo Tierra en ellos.

Sin embargo, K2-18b es un poco diferente. “Este planeta recibe casi la misma cantidad de radiación solar que la Tierra. Y si se elimina la atmósfera como factor, K2-18b tiene una temperatura cercana a la de la Tierra, que también es una situación ideal para encontrar vida”, dijo en un comunicado el científico del proyecto de la UCR y autor del artículo, Shang-Min Tsai.

La atmósfera de K2-18b está compuesta principalmente de hidrógeno, a diferencia de nuestra atmósfera basada en nitrógeno. Pero se especuló que K2-18b tiene océanos de agua, como la Tierra. Eso convierte a K2-18b en un mundo potencialmente “Hyceano”, lo que significa una combinación de una atmósfera de hidrógeno y océanos de agua.

El año pasado, un equipo de Cambridge reveló metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18b utilizando JWST, otros elementos que podrían indicar signos de vida.

“Lo que fue la guinda del pastel, en términos de búsqueda de vida, es que el año pasado estos investigadores informaron de una detección tentativa de sulfuro de dimetilo, o DMS, en la atmósfera de ese planeta, que es producido por el fitoplancton oceánico de la Tierra”. Dijo Tsai. El DMS es la principal fuente de azufre en el aire en nuestro planeta y puede desempeñar un papel en la formación de nubes.

Debido a que los datos del telescopio no eran concluyentes, los investigadores de la UCR querían comprender si se podía acumular suficiente DMS hasta niveles detectables en K2-18b. Como ocurre con cualquier planeta tan lejano, obtener muestras físicas de sustancias químicas atmosféricas es imposible.

“La señal DMS del telescopio Webb no fue muy fuerte y sólo apareció de cierta manera al analizar los datos”, dijo Tsai. “Queríamos saber si podíamos estar seguros de lo que parecía una pista sobre DMS”.

Basándose en modelos informáticos que tienen en cuenta la física y la química del DMS, así como la atmósfera basada en hidrógeno, los investigadores descubrieron que es poco probable que los datos muestren la presencia de DMS. “La señal se superpone fuertemente con el metano, y creemos que detectar DMS del metano está más allá de la capacidad de este instrumento”, dijo Tsai.

Sin embargo, los investigadores creen que es posible que DMS se acumule hasta niveles detectables. Para que eso suceda, el plancton o alguna otra forma de vida tendría que producir 20 veces más DMS que el presente en la Tierra.

Análisis con un nuevo instrumento

Detectar vida en exoplanetas es una tarea desalentadora, dada su distancia de la Tierra. Para encontrar DMS, el telescopio Webb necesitaría utilizar un instrumento más capaz de detectar longitudes de onda infrarrojas en la atmósfera que el utilizado el año pasado. Afortunadamente, el telescopio utilizará un instrumento de este tipo a finales de este año, lo que revelará definitivamente si existe DMS en K2-18b.

“Las mejores biofirmas en un exoplaneta pueden diferir significativamente de las que encontramos más abundantes en la Tierra hoy. En un planeta con una atmósfera rica en hidrógeno, es más probable que encontremos DMS producido por vida en lugar de oxígeno producido por plantas y bacterias como en la Tierra”, dijo el astrobiólogo de la UCR Eddie Schwieterman, autor principal del estudio.

Dadas las complejidades de buscar signos de vida en planetas remotos, algunos se preguntan sobre las continuas motivaciones de los investigadores.

“¿Por qué seguimos explorando el cosmos en busca de señales de vida? Imagina que estás acampando en Joshua Tree por la noche y escuchas algo. Tu instinto es encender una luz para ver qué hay ahí fuera. Eso es lo que también estamos haciendo, en cierto modo”, dijo Tsai.

Fuente: europapress.es

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