Edward Leedskalnin (1887-1951), inmigrante letonés educado en una familia de masones, construyó el siglo pasado el misterioso Castillo de Coral en Florida Estados Unidos, usando voluminosos trozos de piedra caliza formadas de este material.
Durante su vida permitió que numerosos visitantes apreciaran su obra, y también el invento de algunos de sus propios artefactos que explicaban en parte como era capaz por sí solo de movilizar los gigantescos bloques de toneladas de peso que componen su obra.
La construcción en sí la desarrolló en su mayor parte en modo secreto, por la noche, lo que generó la leyenda de las piedras de coral voladoras.
La puerta de acceso de nueve toneladas, es un ejemplo del gran valor arquitectónico del castillo, Entre los rumores de esta leyenda, se menciona que algunos niños habrían visto a escondidas que Leedskalmin hacía flotar las piedras como globos. Según el texto biográfico de Jose Bulard, el mismo sostenía que había descubierto el misterio de la construcción de las pirámides haciendo que las piedras pesen menos.
No es por casualidad que el misterioso constructor tenía un magnetómetro, que se observa en sus imágenes, y que construyó con 24 imanes de forma de herradura cada uno con polos norte y sur, dispuestos en forma circular y ligados entre sí en una unión Norte Norte, Sur Sur, Norte Norte, etc.
Un documental de décadas atrás realizado por Joe Bulard, señala que Edward Leedskalnin afirmó que realizó su construcción utilizando en sus aparatos una sabiduría que ya había sido olvidada.
Según Jose Alfonso Hernando, cuando el constructor proveniente de Letonia giraba su magnetometro a mano, este generaba una fuerza tal que hacía levitar las piedras. Cuando intentó patentar su invento, que lograba captar energía del vacío, no lo consiguió.
“Todo el Universo está hecho de imanes..de regeneradores que tienen dos polos Norte y Sur. Uno absorbe en sentido de las agujas del reloj y el otro absorbe en sentido contrario. Una vez que tienes el polo Norte y polo Sur de los imanes cazándose el uno al otro, tienes una retroalimentación y ya tienes energía”, sostiene Hernando.
Al parecer Leedskalnin daba vueltas su aparato para afectar la física cuántica de las piedras.”Al invertir el giro, ahí está el secreto de la ingravidez” agrega el investigador, señalando además que el hecho que la construcción se realizara de noche, era para visualizar partículas. Si salían menos partículas ya estaría invertido todo el giro necesario para que la piedra comenzase a levitar.
Pese a la poca difusión, la levitación de las rocas se ha demostrado de múltiples manera en la física. El siguiente vídeo se refiere a las ondas generadas por el sonido.
Según el investigador John kelly (1837 -1898) la antigua ciencia era muy avanzada para trabajar con las rocas. Basado en sus estudios, a continuación un vídeo de Sergei Baldenkob demuestra asombrosos efectos de la vibración del sonido en el movimiento de las rocas e incluso en el “derretimiento”, para realizar tallados precisos.
El investigador canadiense, John Hutchison, proclama que ha descubierto como los sabios antiguos hacían levitar las rocas, y cambiar la estructura de los metales con energía captada de vacío. El recreó estudios de Nikola Tesla. El siguiente video se basa en sus hallazgos publicados en el blog personal.
También el profesor John R. R. Searl, inventó con técnicas de un magnetómetro, su Searl Effect Generator (SEG), como generador de energía.
Un castillo fantástico
Leedskalnin construyó originalmente su castillo en un lugar muy remoto al sur de Estados Unidos, en Florida City en la frontera con Everglades, pero luego de comprarse unas cuatro hectáreas en Homestead, a 16 kilómetros de distancia, trasladó en la década 30 sus obras de toneladas de peso.
Se relata que utilizó camiones, pero pedía a los transportistas que lo dejasen solo para realizar el cargamento por la noche.
El escritor Joe Bulard explica que por 20 años investigó el Castillo de Coral en Homestead, Florida, y escribió el libro ¡Esperando a Agnes! Su documento dice que Edward Leedskahnin nació en Riga, Letornia, en 1887. Su abuelo masón lo crío aislado del resto de los niños.
Cuando tuvo 26 años se enamoró y se comprometió para casarse en 1910, pero la noche antes de la boda la chica lo abandonó. El castillo lo habría hecho con la esperanza de que su ex novia lo visitara.
En la entrada una campana debía ser sonada dos veces para que la puerta de varias toneladas se abriera. Construida con un peso colosal, utilizó un punto central para fijarla entre dos piedras, permitiendo que girase casi suavemente. Cuando se investigó qué sostenía esta puerta, se descubrió por debajo tan solo una diminuta piedra de material desconocido.
En el interior del castillo, la piedra más alta tiene forma de T, como en las piedras de Stonehenge.
Bulard creía que con ello el constructor estaba transmitiendo: “Yo conozco el secreto de Stonohenge, Yo comprendo la ciencia secreta olvidada por mucho tiempo”, en cuanto a como trasladar piedras de gran peso.
Sobre otro de sus monumentos, el número 30, compuesto por tres piedras, él solía decir que era la Corona del Rey. Ahí se cree que dejó una señal que relaciona esta obra con la Gran Pirámide de Egipto, que se encuentra propio en la Cámara del Rey, donde está la misma marca que se forma en el espacio que deja la piedra superior. La hipótesis de Bulard es que él quiso decir al mundo: conozco el secreto de la gran pirámide”.
Otras piedras se refieren al poder del efecto de la Luna en la Tierra y en el agua, por lo que muestran su diseño. Algunas tienen forma de pileta, y otra es una escalera que desciende hasta el agua, Incluso Saturno sale reflejado en uno de sus monumentos.
A su vez el enamorado letón construyó una mesa en forma de corazón, donde plantó flores frescas que aún siguen creciendo.
Fuente: lagranepoca.com