Los animales convierten los rayos UV en luz azul gracias a unos pigmentos fluorescentes
Nada parece asustar a los tardígrados. Estos diminutos animales presentan la capacidad de sobrevivir a condiciones extremas de presión y temperatura, alta o baja, radiación ionizante e incluso al vacío del espacio. De entre las aproximadamente 1200 especies conocidas, algunas muestran una notable resistencia a la luz ultravioleta. Sin embargo, el mecanismo que les otorga dicha protección permanece aún por esclarecer. Ahora, Harikumar Suma y sus colaboradores, del Instituto Indio de Ciencia en Bangalore, informan sobre una nueva especie de tardígrados, del género Paramacrobiotus, que encontraron en los musgos de las murallas de la ciudad. Estos animales resistirían los rayos UV gracias a los pigmentos fluorescentes que poseen.
Muchos animales presentan fluorescencia. Desde loros, escorpiones y ranas, hasta nemátodos o tardígrados. En el caso de los primeros, este fenómeno contribuiría a las señales visuales utilizadas para atraer a posibles parejas. No obstante, en la mayoría de las especies se desconoce qué papel desempeña la fluorescencia. Ofrecer protección a ciertos organismos como los ctenóforos, animales que parecen medusas, o los corales, ante la radiación ultravioleta constituye una hipótesis, pero hasta la fecha no existe evidencia experimental que la apoye.
Los rayos UV pueden dañar seriamente a los seres vivos, pues destruyen las moléculas de ADN. De hecho, las lámparas ultravioleta se usan para eliminar gérmenes patógenos, en ocasiones resistentes a los desinfectantes químicos. La purificación del agua constituye un ejemplo de esta aplicación. Sin embargo, algunas bacterias, como la Deinococcus radiodurans resisten la acción de la radiación UV gracias a un mecanismo de reparación del ADN muy eficaz. Este también podría ser el caso del tardígrado Ramazzottius varieornatus. Otra estrategia es la producción de compuestos capaces de absorber los rayos ultravioleta, observado en ciertas cianobacterias. En los mamíferos, la melanina también cumple parcialmente esta función, cuyo resultado es el bronceado.
Los científicos descubrieron las habilidades del tardígrado Paramacrobiotus sp. para resistir la radiación ultravioleta de modo fortuito. A fin de evaluar la capacidad de aguante de estos animales a diferentes condiciones extremas, Harikumar Suma y sus colegas los situaron bajo una lámpara UV. De forma interesante, tras una exposición de 1 kilojulio por metro cuadrado de intensidad y quince minutos de duración, todos los especímenes seguían vivos, al cabo de treinta días. Por el contrario, los tardígrados Hypsibius ejemplaris sometidos a las mismas condiciones murieron dentro de las 24 horas posteriores a la exposición. Asimismo, el 60 por ciento de Paramacrobiotus sp. sobrevivió y mantuvo un comportamiento normal, después de recibir la radiación durante 60 minutos.
Los investigadores demostraron que el tardígrado Paramacrobiotus sp. emite luz azul por fluorescencia cuando recibe los rayos UV. Al parecer, los pigmentos absorben la radiación dañina y la reemiten en un rango de frecuencia menos peligroso. En efecto, los tardígrados Paramacrobiotus deficientes en pigmentos de forma natural presentan un menor aguante a la luz ultravioleta. Los investigadores también recubrieron los tardígrados Hypsibius ejemplaris, así como los gusanos Caenorhabditis elegans con estos pigmentos. Ello les permitió resistir mejor a los rayos UV, en comparación con sus contrapartes que carecían de esta protección y confirmó la hipótesis.
A modo de conclusión, Harikumar Suma y sus colegas postulan que la capacidad de resistir los rayos UV gracias a la fluorescencia otorgaría cierta ventaja a los tardígrados, pues la luz solar es particularmente fuerte en Bangalore. En cambio, aquellos animales con menos pigmentos anidarían en las profundidades del musgo, que les sirve de hábitat, donde la penetración de la radiación ultravioleta es menor, a fin de sobrevivir.
Fuente: investigacionyciencia.es