Las sociedades olvidan siempre de la misma manera. Tras una intensa pero efímera atención, sigue un declive también intenso hasta que, en un momento dado, olvido y recuerdo se estabilizan. Al menos ese es el patrón que han encontrado un grupo de científicos en canciones, películas, patentes, artículos científicos y hasta gestas deportivas. Esta función matemática podría ser aprovechada para influir en la agenda pública.
Científicos sociales del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts(MIT) han usado el interés (y desinterés) hacia una serie de productos culturales como mecanismo para descubrir cómo son la atención y el olvido colectivos. En su inmensa base de datos incluyeron casi medio millón de estudios científicos, 1,7 millones de patentes, todas las canciones que, desde 1958, entraron en el Top 100 de EE UU, las 14.633 películas más populares estrenadas desde 1937, así como las biografías de 1.700 de los deportistas más laureados, entre grandes tenistas, jugadores de baloncesto de la NBA y medallistas olímpicos con tres medallas de oro o más.
«La forma de la atención sigue un patrón universal y es la misma independientemente del dominio cultural que midas», dice Cristian Candia, del MIT Media Lab y principal autor del estudio, publicado en la revista especializada Nature Human Behaviour. Ya se trate de un artículo científico o de la última canción de Ariana Grande, suscitan un determinado interés durante un lapso relativamente corto. Y después son rápidamente olvidados. Sin embargo, queda un ruido de fondo que es mucho más duradero. «Cuando tienes una pieza cultural nueva, mucha gente habla de ella. Cuando la atención se acaba, la gente se olvida», añade el también miembro del Centro de Investigación en Complejidad Social de la Universidad del Desarrollo, en Santiago de Chile.
La forma concreta de esa atención depende de cada tipo de creación. En el caso de los estudios científicos, una vez publicados, se habla de ellos en conferencias y congresos, los medios de comunicación se hacen eco de sus resultados… Con las películas, la atención se mantiene durante todo el circuito de explotación: cines, plataformas de alquiler, televisiones… Y, tras todo esto, caen en el olvido de forma marcada. Tras esta fase de apogeo y caída, el declive sigue pero ya de una forma mucho más suave, como si fueran archivados.
Los autores del estudio relacionan este doble proceso secuencial de la memoria y olvidos colectivos con dos canales: la comunicación oral, que denominan memoria comunicativa, o la grabación física de la información, que llaman memoria cultural. El momento de transición entre ellas marcaría el olvido colectivo.
«Tomemos el caso de las canciones. Popularmente, ahora, se está escuchando a artistas pop, como Ariana Grande, Maroon 5 o Mariah Carey (parte del top 10 del Billboard Hot 100). Proponemos que la mayor parte de la atención que reciben estos productos culturales se debe a actos de socialización y comunicación (discotecas, bares, reuniones de amigos, etcétera). Sin embargo, esto no significa que no estemos escuchando clásicos como The Beatles o The Doors. De hecho, seguimos escuchándolos, pero, en promedio, la probabilidad de que escuchemos a The Beatles accediendo a los registros (Spotify, YouTube, vinilos…) es muy alta, mayor que la de que los escuchemos mediante actos de comunicación o socialización», explica Candia.
Aunque la forma de esta función matemática sea siempre la misma, los parámetros temporales cambian según el producto cultural. El momento del cambio de fase entre un tipo de memoria y otro, por ejemplo, es diferente. Así, las gestas de deportistas como el tenista español Rafael Nadal o el baloncestista argentino Manu Ginobili se mantendrán en el recuerdo un promedio de 30 años. Las canciones de Grande no irán más allá de los cinco años. Películas y trabajos científicos tienen una vida algo más larga, hasta los 10 años.
Una vez que algo se olvida, los investigadores han comprobado que existen choques exógenos capaces de devolverlo a la memoria colectiva. Algunos son cíclicos: «Cada Halloween, el videoclip Thriller de Michael Jackson vuelve a la actualidad», comenta el investigador chileno. Son perturbaciones breves, en un mes, de nuevo al olvido. Algo más de vida tiene la popularidad recuperada por algún científico cuando gana el Nobel. Pero, al menos para los personajes públicos, el choque más intenso es la muerte. Con ella, el recuerdo colectivo es más intenso y duradero.
En un comentario en la misma edición de la revista de Nature, el psicólogo social Alin Coman, de la Universidad de Princeton (EE UU), recuerda cómo el efecto del huracán Sandy rebajó el negacionismo climático de los neoyorquinos. Pero, igual que vino, se fue la preocupación. Sin embargo, escribe, entender cómo se podría retrasar la vuelta al olvido «ofrecería a los políticos el tiempo necesario para lograr un compromiso por parte de la población».
Fuente: elpais.com