El estudio ha descubierto cómo obtienen los campos magnéticos las estrellas masivas
Una violenta colisión entre dos estrellas está detrás de una radiante nebulosa de gas y de polvo situada a casi 4.000 años luz de la Tierra que desde hace muchos años tratan de comprender los astrónomos. Asimismo, se han aportado las evidencias científicas que desvelan un viejo misterio estelar. Este es la manera en la que las estrellas masivas -aquellas que nacen con más de diez veces la masa solar-, obtienen sus campos magnéticos, ya que estos son una característica común de las estrellas con poca masa, como el Sol.
Las estrellas más grandes no pueden sostener esos campos y a pesar de ello algunas estrellas masivas son magnéticas, y durante años la comunidad astronómica ha sospechado que estas podrían adquirir esos campos magnéticos tras la fusión de dos estrellas. Un equipo internacional de astrónomos del Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés) ha aportado las evidencias científicas que lo demuestran y ha publicado en la revista Science las conclusiones de un trabajo que se ha prolongado durante la última década.
En la investigación han participado investigadores de numerosos centros y universidades de varios países, entre ellos del ESO en Chile, de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), del Real Observatorio de Bélgica y del Centro de Astrobiología (CAB) español. Este es dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial.
Las estrellas masivas
Las estrellas masivas son especialmente relevantes para la astrofísica, ya que nacen con más de diez veces la masa del Sol, lo que las condena a morir. Durante su rápida evolución liberan mucho material procesado en su núcleo y una gran cantidad de radiación ionizante, por lo que desempeñan un importante papel en la evolución del Universo.
José Miguel Mas Hesse, responsable del Departamento de Astrofísica del CAB, ha detallado que las dos estrellas tienen más de 25 veces la masa del Sol cada una de ellas y al ser tan «masivas» emiten potentes vientos estelares que arrastran cualquier material que se encuentre alrededor, por lo que los investigadores nunca esperan encontrar una nebulosa como esta alrededor de estrellas tan grandes. El Sol, según ha explicado el astrofísico, también emite viento solar, aunque menos intenso, pero que fue responsable de «barrer» la atmósfera de Marte cuando perdió su campo magnético.
Mas Hesse ha precisado que las estrellas masivas tienen presiones y temperaturas mucho mayores que el Sol y por eso consumen su «combustible» (el hidrógeno y el helio) en unos «pocos» millones de años y acaban su vida como «supernovas», expulsando todos los elementos que han fusionado en su interior al medio interestelar. El investigador, experto en formación y evolución de galaxias, ha explicado que esas estrellas son las responsables de la formación de los elementos químicos a partir de los cuales se forman los sistemas planetarios como el que incluye la Tierra.
Aunque las estrellas son muy similares cuando se presentan como pares, en el caso de este sistema los astrónomos habían observado que una de las dos que aparecen en este conjunto parecía más joven y a diferencia de su compañera es magnética, y los nuevos datos revelados ahora por el ESO sugieren que ese sistema estaba inicialmente formado por tres estrellas, pero dos chocaron y se fusionaron.
A 3.800 años luz de la Tierra
Ese evento violento motivó la brillante nebulosa que circunda a las dos estrellas de ese sistema y alteró para siempre el destino del mismo, según ha informado el Observatorio en una nota de prensa difundida este jueves. El sistema está situado a unos 3.800 años luz de la Tierra en dirección a la constelación de Norma y está formado por dos estrellas mucho más masivas que el Sol rodeadas por una brillante nebulosa de gas y de polvo, algo que para los astrónomos es «una rareza».
El análisis detallado ha permitido a los astrónomos determinar la diferencia de edad entre las dos estrellas y la presencia en la nebulosa de cantidades muy elevadas de nitrógeno, carbono y oxígeno, algo «sorprendente» para los investigadores, ya que normalmente esos elementos están en las profundidades de una estrella y no en el exterior, por lo que un evento violento debió liberarlos.
La nube de gas y de polvo que rodea las dos estrellas tiene «solo» 7.500 años de edad, según los datos revelados por el ESO, que ha observado que eso implica que es varios cientos de veces más joven que las dos estrellas que circunda, por lo que la colisión y posterior fusión de dos estrellas debe haber ocurrido «recientemente». Los científicos han llegado a estas conclusiones tras reunir durante casi diez años los datos de varios instrumentos instalados en el gran telescopio VLT (Very Large Telescope) que el Observatorio Austral Europeo tiene en el desierto chileno de Atacama.
Fuente: 20minutos.es