Antropólogos de la Universidad de Kent ha identificado un comportamiento dual, tanto para moverse como de precisión, en el uso de las manos en parientes humanos antiguos coherente con el de los humanos modernos, según publican en la revista ‘Nature Ecology & Evolution’.
El linaje humano se puede definir mediante una transición en el uso de las manos. Los primeros antepasados humanos usaron sus manos para moverse en los árboles, como lo hacen los primates vivos actuales, mientras que las manos humanas modernas han evolucionado para realizar principalmente agarres de precisión.
Sin embargo, una nueva investigación dirigida por el doctor Christopher Dunmore, el doctor Matthew Skinner y el profesor Tracy Kivell de la Escuela de Antropología y Conservación de Kent ha revelado que la mano de un antiguo pariente humano se usó tanto para la manipulación humana como para la escalada.
Su descubrimiento se produjo al analizar y comparar las estructuras óseas internas de las articulaciones fósiles de los nudillos y los pulgares de las manos de varias especies fósiles de Sudáfrica, África oriental y Europa con el ‘Australopithecus sediba’, ‘Australopithecus africanus’, ‘Australopithecus afarensis’, ‘Homo neanderthalensis’ y ‘Homo sapiens’ de hace entre 12.000 y tres millones de años.
Se descubrió que los nudillos en la base de los dedos de ‘Australopithecus sediba’ tenían una estructura trabecular interna relacionada con el agarre de las ramas, pero la de sus articulaciones del pulgar es consistente con la manipulación humana.
Esta combinación única es diferente a la encontrada en las otras especies de Australopithecus estudiadas y proporciona evidencia directa de que en realidad se usaron características similares a los simios de esta especie, probablemente durante la escalada. Además, respalda la idea de que la transición a caminar sobre dos piernas fue gradual en este miembro sobreviviente tardío del género Australopithecus.
«Las estructuras óseas internas están formadas por comportamientos frecuentes durante la vida. Por lo tanto, nuestros hallazgos pueden respaldar más investigaciones sobre la estructura interna de las manos en relación con el uso y la producción de herramientas de piedra –explica en un comunicado el doctor Dunmore–. Este enfoque también puede usarse para investigar cómo se movieron otras especies de homínidos fósiles y hasta qué punto la escalada podría haber seguido siendo una parte importante de su estilo de vida.
Por su parte, la profesora Tracy Kivell añade que «la estructura ósea interna puede revelar evidencia oculta que nos da una idea de cómo se comportaron nuestros fósiles parientes humanos. Estábamos realmente emocionados de ver este patrón particular de uso de manos en el ‘Australopithecus sediba’, ya que era muy diferente de otros australopithecus».
«El registro fósil revela más y más diversidad en las formas en que nuestros antepasados se movieron e interactuaron con sus entornos: la historia evolutiva humana es aún más compleja e interesante de lo que pensábamos anteriormente», reconoce.
Fuente: europapress.es