Un ensayo clínico pionero ha ofrecido esperanzas renovadas en la lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), puesto que un paciente a quien se administró una terapia nueva no muestra actualmente ningún rastro del virus en su sangre. Si bien los especialistas piden cautela, este novedoso tratamiento podría abrir una nueva vía en los empeños por vencer a la enfermedad causada por dicho virus.
El ensayo ha sido realizado por cinco universidades británicas y el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) y sus responsables aseguran que los indicios preliminares son realmente muy prometedores. No obstante, es demasiado pronto para afirmar que se ha hallado una vacuna. Los investigadores advierten que aún existe la posibilidad de que el virus resurja, y que la actual presencia de fármacos contra el VIH en el organismo del paciente no permite afirmar categóricamente que ha desaparecido para siempre todo rastro del virus.
“Se trata de uno de los primeros intentos de verdad de lograr una cura completa del VIH», declaró a The Sunday Times el gerente del Instituto Nacional de Infraestructuras de Investigación Sanitaria, Mark Samuels. “Estamos estudiando una posibilidad realista de curar el VIH, un reto inmenso. Aún es pronto, pero los progresos han sido fenomenales”.
El tratamiento del VIH resulta difícil desde hace mucho tiempo por la capacidad de este virus de ocultarse con gran eficacia en células en estado de letargo, donde el sistema inmunitario no puede llegar a él para destruirlo. La nueva terapia tiene el propósito de erradicar el VIH en todo el organismo. Combina un medicamento que reactiva dichas células aletargadas donde se oculta el VIH, por un lado, y una vacuna diseñada para ayudar al sistema inmunitario a localizarlo y aniquilarlo, por el otro. Concretamente, primero se administra al paciente la vacuna, que refuerza la capacidad del sistema inmunitario de detectar y combatir el VIH que infecta a dichas células, y después se aplica el medicamento Vorinostat, que activa las restantes células aletargadas e infectadas, de tal manera que el sistema inmunitario pueda encontrarlas y combatir el virus. Esta estrategia se ha dado en llamar kick and kill (desalojar y matar).
Hasta ahora se han seleccionado para este ensayo treinta y nueve personas del total de cincuenta pretendidas. El primer paciente que ha completado la aplicación de la estrategia kick and kill de un modo aparentemente eficaz es un varón de cuarenta y cuatro años de edad. Actualmente en su sangre no se observan signos de la presencia del virus. No obstante, mientras participaba en este ensayo ha estado tomando los fármacos antirretrovirales comunes (como los demás participantes). Hasta que dichos fármacos desaparezcan por completo de su organismo no se podrá corroborar que el virus ha sido erradicado. En ese momento, si se confirmase la eliminación del virus de su organismo, sería tan sólo la segunda persona en el mundo que se haya curado de la enfermedad, la cual afecta a unos treinta y siete millones de personas de todo el planeta.
La primera persona que fue curada del VIH fue el estadounidense Timothy Ray Brown, quien se sometió a un trasplante de médula ósea procedente de un donante que se sabía que era resistente a la enfermedad. Ello permitió que su sistema inmunitario se reconstituyera y erradicase el virus. Pero esta clase de tratamiento resulta caro y demasiado peligroso para aplicarlo a gran escala, de ahí el gran entusiasmo generado por este nuevo logro terapéutico.
Todos los voluntarios que participan en el ensayo son pacientes infectados recientemente por el VIH, lo que significa que su carga vírica es baja y que el virus aún no ha causado daños graves en su sistema inmunitario. Se cree que, de ser posible curar el VIH, estos pacientes representarían los casos más sencillos para conseguirlo. Por consiguiente, incluso si se confirmase el éxito de este ensayo, no habría garantías de que el tratamiento aplicado tenga eficacia en pacientes infectados desde hace mucho más tiempo.
Por esta razón nadie da nada por sentado todavía, ni siquiera el propio paciente británico que ha completado el ensayo con resultados positivos. Según declaró a The Sunday Times: “Tomé parte en el ensayo para ayudar a otra gente, no solo a mí mismo. Después de tantos años, sería un logro fabuloso encontrar por fin la forma de curar a los enfermos. Sería increíble haber formado parte de tal hazaña”.
No será hasta principios de 2018 cuando se disponga de resultados consolidados de este ensayo, así que por ahora sólo se puede tener paciencia… y esperanza.
Fuente: La Flecha