Un meteorito descubierto en el desierto del Sahara indica que puede haber agua en forma de hielo en el subsuelo de la Luna. Una investigación liderada desde la Universidad de Tohoku en Sendai (Japón) ha encontrado en la roca de origen lunar un mineral que solo se pudo formar en presencia de agua. Según los autores, que han publicado el hallazgo en el último número de la revista Science Advances , parte de esa agua todavía puede permanecer congelada a pocos metros por debajo de la superficie del satélite, protegida del calor del sol, y podría servir como recurso para misiones espaciales.
Los polos de la Luna están cubiertos por una fina capa de hielo. Sin embargo, en regiones más cercanas al ecuador, donde llega más radiación del sol, el calor no permite que se acumule hielo. Algunas misiones han hallado indicios de que podría haber agua bajo el suelo, pero todavía no se ha detectado directamente.
De momento ninguna misión ha logrado detectar directamente la presencia de agua en el subsuelo de la Luna
La investigación dirigida desde la Universidad de Tohoku ha analizado 13 meteoritos de origen lunar hallados en el Sahara. En uno de ellos, procedente de un cráter de la cara visible del satélite, han hallado un mineral llamado moganita, una variedad de óxido de silicio que requiere la presencia de agua para formarse. Se trata de la primera vez que se detecta este compuesto en una muestra procedente de la Luna y, según el equipo, tuvo que formarse antes de abandonar el satélite.
Según escriben los científicos en Science Advances, el agua llegó a la Luna hace más de 2.600 millones de años con el impacto de condritas carbonáceas, un tipo de meteoritos ricos en materia orgánica. La moganita detectada se formó hace 130 millones de años, cuando el calor del sol evaporó el agua que se había mezclado con el óxido de silicio de la superficie lunar.
Hace entre 1 y 30 millones de años, una nueva colisión de un meteorito expulsó fragmentos del cráter al espacio. Al menos uno de ellos terminó cayendo en el desierto del Sahara hace unos 17.000 años, donde permaneció enterrado hasta que fue descubierto en 2005 en Marruecos o Argelia, según explica Masahiro Kayama, director de la investigación.
Parte del hielo que trajeron las condritas se introdujo en el subsuelo de la Luna, a unos pocos metros de profundidad, “donde permanece en forma de hielo, ya que la temperatura es muy baja”, declara por correo electrónico Kayama, que es investigador en la Universidad de Tohoku. “Este hielo subterráneo puede haber sobrevivido hasta hoy porque puede perdurar varios miles de millones de años”.
La moganita del meteorito se formó hace 130 millones de años, gracias al agua que trajeron a la Luna otros meteoritos desde el espacio
Kayama explica que en el momento en que se formó la moganita, en el cráter de origen del meteorito debía haber unos 19 litros de agua por metro cúbico de roca. Pero, ya que no se ha encontrado el mineral en ninguna otra muestra de la Luna, por ahora no se sabe cuánto hielo alberga en total el satélite. “Un estudio más a fondo de otros meteoritos lunares y la examinación, una vez más, de las muestras obtenidas por las misiones Apolo y Luna podrían dar nuevas pistas sobre este misterio”, añade Kayama, que afirma que ya tiene algunas de estas muestras en su laboratorio para investigarlas.
Por otra parte, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) planea dos misiones al satélite, para dentro de cinco y diez años, respectivamente, que tomarán muestras de la superficie y el subsuelo, explica Kayama, que participa en ambas.
De existir realmente, el hielo del subsuelo lunar puede ser un valioso recurso para misiones espaciales. “El agua subterránea podría ser útil no solo para futuros astronautas que exploren la Luna o personas que vivan allí, sino también para la exploración del espacio”, subraya Masahiro Kayama. Y no solo sirve para beber: a partir del agua se puede generar oxígeno –para respirar– e hidrógeno –que se puede usar como combustible–. “Llevar agua desde la Tierra es muy costoso porque la gravedad es mayor que en la Luna”, señala Kayama. “La Luna puede ser una estación de repostaje para la exploración de otros cuerpos celestes, como Marte”.
Fuente: lavanguardia.com