La investigadora mexicana Cristina Valdiosera lidera desde el Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos un proyecto binacional para comprender la distribución genética en el país con la llegada de los españoles y ver cómo la desigualdad ha quedado marcada en los genomas
A 500 años del contacto entre las culturas mesoamericanas y la europea, es bien sabido que se dio un mestizaje biológico y cultural. ¿Cómo se dio este fenómeno a nivel genético? ¿Por qué los genes de un pequeño grupo de europeos tuvieron un gran impacto en la distribución genética de las poblaciones mexicanas a lo largo de medio siglo?
Estas son algunas de las preguntas que se ha planteado la investigadora mexicana Cristina Valdiosera en un nuevo proyecto que lidera desde el Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos, España.
En colaboración con investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la especialista en ADN antiguo busca “abordar la desigualdad que ha quedado marcada en los genomas”.
“Este mestizaje es parte de nuestra historia. Sin embargo, en este proyecto lo estamos intentando abordar desde una perspectiva de la desigualdad y ver la desigualdad que ha quedado marcada en los genomas, ver cómo las relaciones socioculturales de las poblaciones indígenas, antes, durante y después del contacto, llevaron al mestizaje que conocemos, pero que no terminamos de entender muy bien”, comentó la investigadora al presentar su ponencia “¿Qué es el ADN antiguo y cómo nos ayuda a descifrar los eventos del pasado?”, este miércoles en El Colegio Nacional.
Miembro del equipo de investigación en el conocido yacimiento paleontológico de Atapuerca, España, Valdiosera señaló que centrar esta investigación desde la perspectiva de las desigualdades sociales les permitirá entender el impacto de los genes europeos en los de las poblaciones indígenas, considerando que en la actualidad 90% de la población mexicana es mestiza.
“Lo que estamos buscando es ver cómo impactaron los eventos socioculturales que marcan esa desigualdad entre sociedades y cómo podemos detectar esa desigualdad en la dispersión o distribución de los genes porque sabemos que el mestizaje sucedió principalmente entre europeos y mujeres indígenas, africanos también, pero es bien sabido que no eran millones de europeos, llegaron unos cuantos y no se toparon con un pueblito, se toparon con una civilización de millones de personas, perfectamente bien organizadas, con un sistema político, social y económico”, planteó.
“¿Cómo es posible que hayamos llegado, desde esa pequeña población que llegó aquí y que se encontró con una inmensa, a una población más del 90% mestiza? ¿Por qué esos genes de tan pocas personas europeas tuvieron tanto impacto en la distribución genética de las poblaciones de los mexicanos a lo largo de 500 años? Eso lo podemos estudiar abordando los temas de desigualdad social”
Cristina Valdiosera, Investigadora
Un proceso dinámico de medio siglo
Según la especialista, esta investigación incluirá el estudio genético de todas las poblaciones que participaron en el proceso de mestizaje, es decir, indígenas, europeos y africanos, ya que este fenómeno no fue un evento único, sino un proceso dinámico marcado por los distintos contextos socioculturales.
“Estamos hablando de más de 500 años. Hay momentos muy dinámicos donde las normas sociales y culturales van cambiando. Por ejemplo, en el momento del contacto era tierra de nadie, ahí el mestizaje puede ser muy distinto al que está sucediendo cuando empiezan las normas del Virreinato, donde hay unas normas sociales muy establecidas, muy estrictas. Después de la Colonia estas normas cambian, en el momento de la Independencia”, explicó.
Valdiosera dijo que actualmente está buscando financiamiento de la Unión Europea para realizar este proyecto binacional. Comentó que colaboran con ella destacados investigadores mexicanos, como el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, el historiador Federico Navarrete y el antropólogo físico del INAH, Arturo Talavera.
El proyecto también busca involucrar a estudiantes de la UNAM, de la ENAH y del INAH para poder tener intercambios de información entre México y España.
La nueva ciencia del pasado
En Europa, la investigadora mexicana ha liderado importantes investigaciones para comprender las dinámicas de las primeras poblaciones de ese continente, a través del análisis de ADN antiguo, un campo de estudio que ella describe como “la nueva ciencia del pasado” y que ha revolucionado disciplinas como la paleontología y la arqueología en los últimos 30 años.
Durante la conferencia impartida en El Colegio Nacional, la especialista que ha llegado a colaborar con el Instituto Max Planck, que dirige el biólogo Svante Pääbo, pionero en la investigación del ADN y Premio Nobel de Medicina 2022, también habló de la importancia de esta nueva herramienta de estudio y de algunos de sus proyectos.
Compartió que uno de sus primeros estudios fue la secuenciación de ADN de un oso con medio millón de años de la especie Ursus deningeri, con la intención de probar que era posible obtener información genética del Homo heidelbergensis cuyos restos han sido encontrados en la Sima de los Huesos en Atapuerca.
Su estudio permitió que se lograra descifrar información genética sobre el origen de esa especie extinta, la cual habría pertenecido al linaje de los neandertales.
Otras de sus investigaciones se han centrado en comprender cómo llegó la agricultura a Europa y cómo pobladores de la Península Ibérica la llevaron al norte de África.
Estudios de ADN en Templo Mayor
Durante la conferencia, el arqueólogo Leonardo López Luján comentó que en el Proyecto Templo Mayor, que él dirige, los estudios de ADN antiguo se han utilizado para analizar y clasificar por sexo los restos óseos de infantes que fueron sacrificados en el recinto sagrado de Tenochtitlan.
Esta herramienta de estudio también la han usado para definir si unos cánidos recuperados en ofrendas eran perros o lobos, así como para determinar la procedencia de un escarabajo que hallaron incrustado en copal.
La investigadora
- Cristina Valdiosera es bióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctora por la Universidad Complutense de Madrid.
- Actualmente es investigadora en el Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos.
- También es miembro de investigación del equipo de Atapuerca, España.
- Ha colaborado con el Instituto Max Planck, que dirige el biólogo Svante Pääbo, pionero en la investigación del ADN y Premio Nobel de Medicina 2022.
Fuente: reporteindigo.com