El personal de emergencias nucleares (o liquidador, el nombre que se dio a cada una de las aproximadamente 600.000 personas que se ocuparon de minimizar las consecuencias del desastre nuclear del 30 de abril de 1986 en Chernóbil) pueden llegar a recibir dosis de radiación muy elevada. Algunos integrantes del personal de emergencias nucleares llegaron a recibir hasta 100 milisievert (mSv).
Sin embargo, lo normal es que las dosis sean más bajas, tal y como señala Alfredo García (OperadorNuclear), supervisor en la Central Nuclear Ascó, en España:
Los trabajadores tenemos un límite anual de 20 mSv. Hasta hace poco podría llegar a ser de hasta 50 mSv, siempre que no se sobrepasen los 100 mSv en 5 años. No obstante, en las centrales tenemos un límite de 10 mSv/año. En caso de accidente, el CSN podría aceptar superar el límite de 20 mSv siempre que el beneficio de la acción lo justifique […] Yo no autorizaría una exposición de 100 mSv si no es por una situación muy extrema.
En la Tierra, una persona común recibe una dosis anual de radiación de un mSv, mientras que un astronauta de la Estación Espacial Internacional puede llegar a recibir 220 mSv en todo un año, es decir, superior a la del personal de emergencias nucleares en caso puntual.
En órbita
La radiación de los astronautas, también, puede verse incrementada por otros factores, además de los propios de estar fuera de la protección que ofrece la atmósfera terrestre. Las erupciones solares severas que ocurren una vez cada 11 años hacen aumentar diez veces la dosis de radiación en el complejo orbtital, según explica el jefe del Departamento de Seguridad Radiológica de los Vuelos Espaciales Tripulados rusos, Viacheslav Shurshakov:
Durante las erupciones solíamos pedir a los tripulantes de la estación orbital Mir (que funcionó de 1986 a 2001) que trasladaran las literas de los camarotes al puesto central, ya que ese lugar es el más protegido de la radiación: la dosis es tres veces menor que en el camarote. En la Estación Espacial, igual.
El sievert pretende representar el riesgo estocástico para la salud, que para la evaluación de la dosis de radiación se define como la probabilidad de cáncer inducido por la radiación y el daño genético. Un sievert lleva consigo una probabilidad del 5,5% de desarrollar cáncer basado en el modelo lineal sin umbral.
En los viajes espaciales, y debido a que en el espacio existe radiación a causa del viento solar y de los rayos cósmicos, la NASA tiene la norma por la cual en 10 años de servicio, un astronauta no debería recibir mayor radiación que la que incrementaría en un 3 % la probabilidad de sufrir a futuro un cáncer mortal.
Fuente: xatakaciencia.com