Este enorme anillo de 10 millones de años luz de ancho compuesto de pequeñas galaxias se está expandiendo rápidamente como si fuera un mini Big Bang.
Los investigadores del hallazgo creen que nuestra galaxia vecina, Andrómeda, una vez se movió más allá de nuestra propia galaxia a corta distancia, produciendo un disparo de honda de varias galaxias pequeñas.
El doctor Hongsheng Zhao, lector de la Escuela de Física y Astronomía y coautor del artículo, publicado en Monthly Notices de la Royal Astronomical Society, dijo: «Si la gravedad de Einstein fuera correcta, nuestra galaxia nunca se acercaría lo suficiente a Andrómeda para dispersar cualquier cosa más rápido».
Si es cierto, el descubrimiento forzaría una nueva comprensión de la gravedad y de nuestro cosmos, ya que un ‘sorpasso’ galáctico sólo tiene sentido si la gravedad se debilita más lentamente –a medida que las galaxias se separan– de lo que sugiere el pensamiento dominante.
Indranil Banik, el estudiante de doctorado que dirigió el estudio, dijo en un comunicado: «La distribución en forma de anillo es muy peculiar. Estas galaxias pequeñas son como una cadena de gotas de lluvia lanzadas desde un paraguas giratorio. Encontré que apenas hay una probabilidad entre 640 para que las galaxias distribuidas aleatoriamente se alineen de la manera observada. Rastreé su origen hasta un acontecimiento dinámico cuando el Universo tenía sólo la mitad de su edad actual».
Esta estela parecida a un tsunami en el cielo probablemente fue despertada por una cuasicolisión de la galaxia de Andrómeda en aceleración con nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Las dos galaxias masivas siempre se orbitaban entre sí en un plano y habrían dispersado galaxias enanas en sus caminos, tal vez explicando por qué las enanas aceleradas están en un plano que también contiene a la Vía Láctea y a Andrómeda.
Banik añadió: «En el paradigma de la gravedad de Einstein, siempre se invoca la materia oscura hipotética, que requiere 60 veces la masa que vemos en las estrellas de la Vía Láctea y Andrómeda, pero la fricción entre sus enormes halos de materia oscura resulta en que se fusionen en lugar de volar a 2.5 millones de años luz de distancia, como deben haber hecho».
«La ciencia avanza a través de desafíos», dijo Marcel Pawlowski, en la Universidad de California, Irvine, quien motivó el descubrimiento de Banik. «Junto con otros dos planos conocidos de satélites más cercanos, este gigantesco anillo constituye un serio desafío al paradigma estándar».
Fuente: Europa Press