El 5 de noviembre del año pasado esta nave cruzó al espacio interestelar. En cinco estudios, publicados en Nature Astonomy, investigadores analizaron los primeros hallazgos.
Los primeros datos del tránsito de la sonda Voyager 2 al espacio interestelar han sido dados a conocer en cinco artículos publicados en el último número de Nature Astronomy. Los documentos confirman que esto ocurrió el 5 de noviembre de 2018, a una distancia de 119 veces la que separa la Tierra del Sol. Los estudios proporcionan detalles sobre las características de la heliopausa, la estructura solar más externa y el límite entre la heliosfera y el espacio interestelar.
La Voyager 2 es la segunda aeronave que viaja más allá de los confines de la heliosfera. Fue lanzada un poco antes que su gemela Voyager 1 en 1977 y ha estado viajando por el espacio durante los últimos 42 años.
La Voyager 1 cruzó al espacio interestelar en 2012 y aportó información valiosa sobre la región de la heliopausa. Sin embargo, el daño en su instrumento de plasma hizo que no se pudieran recopilar datos completos sobre la transición.
Las mediciones iniciales tomadas a partir de la Voyager 2 al cruzar al espacio interestelar resaltan las similitudes y diferencias con la transición de su gemela, apuntan los estudios.
A diferencia de la información aportada por la Voyager 1, las lecturas de los instrumentos de la Voyager 2 sugieren un límite de heliosfera más delgado y suave con un campo magnético interestelar más fuerte más allá del mismo.
En uno de los artículos, el equipo de John Richardson, investigador del Kavli Institute for Astrophysics and Space Research del MIT, indica que la transición a través de la heliopausa efectuada por la Voyager 2 ocurrió en menos de un día y que el medio interestelar más cercano al límite es más caliente y variable de lo esperado.
En otro estudio, Edward Stone, del California Institute of Technology (CALTECH) y sus colegas informan sobre observaciones que apuntan a la existencia de una capa entre la heliopausa y el espacio interestelar donde interactúan los vientos solares e interestelares. Esta capa no fue observada por Voyager 1.
En conjunto, los resultados sugieren que algunas de las diferencias entre las transiciones de la Voyager 1 y la Voyager 2 pueden deberse a cambios en el nivel de actividad del Sol; otras pueden estar relacionadas con las diferentes trayectorias de las naves espaciales.
Todavía hay preguntas sin respuesta sobre las propiedades del espacio interestelar, y las estructuras de las regiones inexploradas más alejadas del Sol son objeto de discusión.
“Este debate solo puede resolverse mediante observaciones más directas de la nave espacial Voyager a medida que se adentra en el espacio interestelar, explorando nuevas regiones y enviando datos nuevos y únicos”, escribe R. Du Toit Strauss en un artículo adjunto de News & Views.
Fuente: SINC / elespectador.com