El Premio Nobel se considera el «Everest de la ciencia». Pero la forma en que se elige a los ganadores enfrenta duras críticas. ¿Qué relevancia tiene el premio en esta era de investigación global?
Cada octubre, un puñado de científicos se despiertan con una llamada telefónica y descubren que han ganado un Premio Nobel en Fisiología o Medicina, Física o Química. Sobresaltados, se ponen una camisa sobre sus pijamas, se unen a una videollamada a Estocolmo y tratan de explicar toda una vida de investigación a los medios de comunicación del mundo en pocos minutos.
Luego, los periodistas intentan desesperadamente comprender qué son las «nanopartículas» o los «fotones entrelazados», presentan sus informes y suspiran aliviados de que todo haya terminado hasta el próximo año. En una semana, todo el mundo lo habrá olvidado.
Seamos honestos, ¿a quién le importan realmente los Premios Nobel? ¿Son estos premios, con toda su pompa y ceremonia de alta clase, aún relevantes hoy? Otorgados por primera vez en 1901, ayudan a popularizar los descubrimientos científicos, pero ¿dan una falsa impresión de cómo se hacen estos descubrimientos? ¿Son muy parciales al favorecer a la ciencia que se hace en EE. UU. y Europa, sobre todo por científicos hombres?
Una noble idea de fondo
Los Premios Nobel se originaron a partir del testamento final de un científico lleno de culpa: Alfred Nobel, inventor de la dinamita. Su objetivo era recompensar a la ciencia sobresaliente, a «aquellos que, durante el año anterior, hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad».
Los premios son hitos significativos para los avances científicos. Acreditan cómo millones de personas fueron protegidas de infecciones graves por COVID-19 gracias al rápido desarrollo de vacunas, la invención de luces LED de ahorro de energía, y tecnologías de edición genética que han curado enfermedades previamente intratables.
«Sin duda, son el Mount Everest de la ciencia. Los Premios Nobel muestran la cima de los descubrimientos científicos y existe un vínculo emotivo con ellos», opina Rajib Dasgupta, médico y profesor de salud pública con sede en Nueva Delhi, India. Nos ayudan a recordar que tenemos la suerte de vivir en una era de nuevos avances científicos: después del ADN, de las vacunas, de las teorías del big bang y las partículas subatómicas.
¿Inspiran realmente a la gente a interesarse por la ciencia?
Difundidos por los medios de comunicación, los Premios Nobel son, sin duda, una forma útil de captar la imaginación de la gente sobre la ciencia. En la India, por ejemplo, «el interés proviene de una inclinación educativa hacia materias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM en español, o STEM en inglés), particularmente entre la clase media», explica Dasgupta a DW. Enseñar a los niños sobre los Premios Nobel es parte del currículo escolar indio, para generarles interés por el desarrollo de la ciencia en el mundo.
Lily Green, profesora de biología en una escuela secundaria para jóvenes de 11 a 18 años en Newbury, Reino Unido, enseña una perspectiva histórica de los Premios Nobel en sus clases de ciencias. Pero no sigue el anuncio de los premios cada octubre. Y duda de que inspiren a los estudiantes a estudiar ciencias en la universidad. «Están cautivados e interesados en la ciencia en general, no porque quieran ganar un Premio Nobel», afirma a DW.
«Los utilizamos para enseñar los conceptos más fundamentales de la ciencia. Los mejores descubrimientos son aquellos que captan la imaginación de los niños con escándalos o grandes historias», matiza Green, e ilustra con Barry Marshall, quien que se infectó con bacterias para demostrar cómo causan úlceras.
El mito del científico genio
En los primeros años, los Premios Nobel se otorgaban principalmente a científicos hombres individuales, como Albert Einstein o Ernest Rutherford. El género de Marie Curie -en términos de proporción entre científicos hombres y mujeres- fue y sigue siendo una excepción. Pero Curie también recibió dos Premios Nobel, así que fue una doble excepción.
Los premios ayudaron a construir la idea del científico genio, que supuestamente hace avanzar la ciencia con su brillantez individual. Pero, especialmente en la investigación contemporánea, los descubrimientos científicos nacen de colaboraciones entre cientos de investigadores de diferentes campos de investigación en todo el mundo. La ciencia es una comunidad, es multidisciplinaria y diversa.
«Estamos enseñando cada vez más que la ciencia es un esfuerzo colaborativo. Ayuda a los niños a ver la cantidad de trabajo que se requiere para los descubrimientos científicos», dice Green. Por eso, ahora, los Premios Nobel se suelen dividir entre grupos de científicos. Y por cada Premio Nobel, hay miles de otros científicos, estudiantes de doctorado y técnicos que participaron en la investigación (y realizaron los experimentos) pero que no reciben el reconocimiento público.
Falta de diversidad
Las mayores críticas a los Premios Nobel se relacionan con su falta de diversidad y su sesgo hacia las instituciones científicas occidentales. En las ciencias, menos del 15% de los Premios Nobel son mujeres. Y muy pocas personas de países fuera de Europa y Estados Unidos han ganado un Premio Nobel. Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania dominan las clasificaciones por el número de Premios Nobel, con un total de 663 entre ellos. China tiene 8 y la India tiene 12 Premios Nobel.
«La mayoría de los premios son muy meritorios, pero no están exentos de política. Pasan por alto a instituciones de muchos países… Y, ciertamente, los comités de los Nobel no son tan inclusivos como deberían ser», reconoce Dasgupta. Los premios también pueden exacerbar esta desigualdad al destinar más fondos a instituciones que ya han ganado premios y el reconocimiento que conlleva.
Fuente: dw.com