La zona en la que se produce la aceleración de las partículas que forman los chorros de un agujero negro ha sido medida por primera vez y puede llegar a los 30 mil kilómetros, informó esta semana el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Las observaciones, realizadas desde el telescopio William Herschel, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en España, y desde un satélite de la NASA, ayudan a esclarecer cómo se forman los chorros de los agujeros negros.
En este estudio, que publica la revista Nature Astronomy, los científicos han medido el retraso producido entre los rayos X y la luz visible de un chorro expulsado por el agujero negro V404 Cygni, uno de los más estudiados de la Vía Láctea.
Se supone que nada puede escapar de un agujero negro y, sin embargo, mientras crecen al “absorber” material de una estrella cercana, salen expulsados de sus proximidades jets o chorros de energía súper energéticos, recordó el IAC.
Combinando ambas observaciones los investigadores hallaron un retraso de 100 milisegundos (0,1 segundos) entre los rayos X y los destellos de luz visible.
V404 Cygni es un agujero negro que pesa unas nueve veces el Sol, orbitado por una estrella compañera que le suministra material para alimentarse, y durante la acreción, el gas que cae hacia el interior del agujero negro en forma de espiral emite rayos X, detectados por NuSTAR, y los flashes ópticos emergen del plasma que fluye en los chorros.
El retardo entre ambos tipos de luz informa del tamaño del chorro interior donde el plasma se acelera, explicó en el comunicado Poshak Gandhi, primer autor del estudio e investigador de la Universidad de Southampton, en Reino Unido.
Conociendo el desfase temporal entre los rayos x y la luz visible, los investigadores pudieron calcular la distancia máxima que el plasma puede haber recorrido, equivalente a unos 30 mil kilómetros.
Fuente: EFE