El mayor obstáculo para el tan ansiado elixir de la eterna juventud podría estar en nuestro propio cuerpo, al menos si se replican en humanos los resultados de un experimento realizado en ratones del que se hace hoy eco la revista Nature.
Científicos dirigidos por Jan van Deursen, de la Facultad de Medicina de la Clínica Mayo, han creado unos ratones transgénicos para los que el envejecimiento es casi una anécdota, porque los síntomas que lo acompañan -cataratas, pérdida de grasa corporal, deterioro renal y cardiaco- van mucho más lentos que en los animales normales.
De hecho, estos roedores de laboratorio consiguen vivir más y vivir mejor, sufriendo con mayor retraso enfermedades asociadas al envejecimiento como el cáncer.
Lo curioso es que, para conseguir este efecto, los ratones no han tenido que seguir ningún tratamiento ni tomar ningún fármaco, sino deshacerse de células de su propio cuerpo, en concreto las llamadas senescentes, entidades disfuncionales porque dejan de dividirse que, no obstante, también tienen efectos beneficiosos para el organismo, como ayudar a la curación de heridas.
Intervención en la mediana edad
Los autores del trabajo diseñaron a los ratones de tal forma que este tipo de células pudieran ser retiradas en cualquier momento de la vida de los animales, lo que empezaron a hacer cuando estos cumplieron el año de vida (correspondiente a los 45 en humanos).
Como por arte de magia, todos los problemas asociados al envejecimiento se empezaron a ralentizar; ni pérdida de capacidad visual, ni cataratas, ni daños paulatinos en los principales órganos.
Cautela en el traslado a humanos
La mala noticia es, precisamente, que este experimento sólo se ha llevado a cabo en ratones y estamos lejos de poder probarlo en humanos, a los que aún no se puede modificar genéticamente como a los roedores.
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, dos investigadores del MRC Clinical Sciences Centre en el Imperial College de Londres llaman a la cautela ante un posible traslado a humanos, aunque destacan que esta línea de investgación ya está abierta. “Ya se están buscando compuestos que puedan eliminar de forma selectiva células senescentes”, escriben.
Tras resaltar los poquísimos efectos adversos observados en los ratones, concluyen su análisis con una advertencia: “En cualquier caso, cualquier terapia futura basada en la senescencia tiene que controlar posibles consecuencias negativas”.
Fuente: elespanol.com