La principal causa de la extinción de los dinosaurios fue el impacto de un meteorito de gran tamaño en la actual península de Yucatan. Por eso, los seres humanos le prestamos extrema atención a las rocas espaciales… no, la verdad es que no. Una nueva investigación pre-publicada en ArXiv, ha encontrado que le hemos perdido el rastro a al menos 900 asteroides cercanos a la Tierra.
Entre los años 2013 y 2016, agregamos 17 mil candidatos potenciales de asteroides cercanos a la Tierra (NEA por sus siglas en inglés) a una lista mantenida por el Minor Planet Center de la Unión Astronómica Internacional. De ellos, alrededor del 11% fueron categorizados como “inicialmente no confirmados”. Esto significa que las pocas observaciones que tuvimos no fueron suficientes para determinar una órbita, por lo que no sabemos dónde están actualmente.
En base a eso, Peter Vereš, astrónomo del Minor Planet Center y sus colegas analizaron los datos para descubrir por qué perdimos la pista de tantos de ellos. El equipo descubrió que el factor principal era el tiempo.
Tecnología demasiado lenta
Para determinar la trayectoria de un asteroide, debe observarse más de una vez en un período de pocas horas. “Tenemos que actuar rápido”, dice Vereš. “Mañana, ese objeto podría estar del otro lado del cielo, y nadie sabe realmente dónde estará”, agrega.
Algunos telescopios demoran 20 horas o más para informar posibles NEA, lo que hace que sea casi imposible encontrarlos nuevamente y confirmarlos. A veces, el mal tiempo no nos permite volver a observar en las horas posteriores a la observación inicial. Y los objetos se pueden mover hasta decenas de kilómetros por segundo, surcando el sistema solar tan rápido que unas horas después de que los vimos por primera vez, podrían estar en casi cualquier lugar.
“Debido a que no pudimos calcular sus órbitas, no sabemos que tanto se podrían acercar a la Tierra estos asteroides”, dice Vereš. “Podrían estar desde varias veces la distancia de la luna hasta mucho más cerca que la luna”, añade.
Los investigadores usaron medidas iniciales del brillo de cada asteroide para estimar su tamaño. El mayor de los asteroides perdidos parece tener algunos kilómetros de diámetro, dice Vereš. A modo de comparación, se cree que el asteroide que mató a los dinosaurios tenía unos 10 kilómetros de diámetro.
Alrededor de otros 102 asteroides cercanos a la tierra no confirmados tienen diámetros superiores a 140 metros, el límite con el que se define un asteroide como potencialmente peligroso. La mayoría del resto tiene decenas de metros de ancho o menos. Esto puede ser un problema para nuestras estimaciones de cuántos NEAs hay en total.
“Si los modelos no toman en cuenta estos objetos no confirmados, tal vez subestimen a la población total en un 10% o 20%”, dice Vereš. Afortunadamente, asegura, esto es principalmente un problema con los objetos más pequeños. “Creemos que los más grandes, los asesinos planetarios de más de un kilómetro, están ubicados básicamente todos”, finaliza.
Justamente uno de esos asteroides desaparecidos, el 2010 WC9 de 100 metros pasará esta noche a unos 203.453 kilómetros de la Tierra. En contexto, esto es casi la mitad de nuestra distancia con la Luna. Según los cálculos de la órbita realizados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, se trata del acercamiento más cercano para este asteroide en particular en casi 300 años.
Fuente: nmas1.org