Esta especie de nenúfar gigante fue redescubierta después de estar olvidada por 177 años
Con inmensas hojas redondas que flotan en el agua, los nenúfares gigantes son una maravilla admirada por los botánicos. Precisamente, así es como el horticultor botánico Carlos Magdalena describió la Victoria boliviana, una nueva especie que un equipo de científicos del Real Jardín Botánico de Kew (Kew Gardens), liderados por este experto español, le presentó al mundo el mes pasado, con una publicación en la revista Frontiers in Plant Science.
Hasta ese momento, la humanidad conocía solo dos especies de nenúfares gigantes, la nueva se convirtió en la tercera. Un hallazgo inesperado dentro de un género que se caracteriza por su poca diversidad, y que sorprendió a los científicos porque durante casi dos siglos había estado frente a sus narices: algunos ejemplares estuvieron depositados en el Herbario de Kew durante 177 años y en el Herbario Nacional de Bolivia, lugar donde crece este nenúfar de manera natural, durante 34 años.
Todo ese tiempo se creyó que estas muestras pertenecían a la especie Victoria amazonica, la primera variedad que se describió del género Victoria, nombrado así honor a la reina Victoria de Inglaterra en 1852. Una medida de los investigadores británicos de la época para conseguir el patrocinio de la monarca para sus emprendimientos científicos. Se dice que ese acto contribuyó a la decisión de no cerrar el Real Jardín Botánico en ese momento.
Una planta con características diferentes, que fue bautizada por los investigadores en honor al país donde crece este nenúfar: los ecosistemas acuáticos de los Llanos de Moxos, en Bolivia. La V. boliviana es el nenúfar más grande del mundo. Un nenúfar gigante con flores blancas, que con el tiempo se vuelven rosadas, y hojas que crecen hasta los tres metros de ancho en estado natural.
Siguiendo pistas del nenúfar
Las sospechas de que la planta que conocían podía no ser lo que siempre habían creído comenzaron en Bolivia, según relata Óscar Pérez Escobar, un colombiano que es investigador líder en Kew Gardens. “Los colegas bolivianos hace varios años encontraron una planta que estaba en un cultivo de un jardín botánico de ese país y que había sido traída de un medio natural en los Llanos de Moxos”, cuenta el investigador.
La planta llamó la curiosidad de los investigadores, que empezaron a notar diferencias con otros nenúfares gigantes, aunque no tenían certeza de a qué se podrían deber, porque la popularidad que históricamente han tenido estas plantas en la horticultura y la jardinería, especialmente en Europa y Norteamérica –donde en el siglo XIX eran un símbolo de estatus social– ha llevado a que también se cultiven híbridos creados con intervención humana, y los científicos no sabían si se encontraban ante un caso de este tipo que se escapó a la naturaleza y empezó a crecer y a reproducirse.
“Ellos contactaron a Carlos Magdalena. Él es un horticultor que ha trabajado en Kew por muchos años y siempre ha tenido un gran interés por las plantas acuáticas, nenúfares en general”, explica Pérez Escobar. Así, en 2016, las instituciones bolivianas Jardines La Rinconada y el Jardín Botánico de Santa Cruz de la Sierra le donaron una colección de semillas de la presunta tercera especie, que se cultivaron en Kew para verlas crecer al lado de las otras dos especies conocidas.
El experto horticultor también tenía sus sospechas de que existía una especie que podía ser diferente. “Desde que vi una foto de esta planta en internet por primera vez en 2006, estuve convencido de que era una nueva especie. Los horticultores conocemos de cerca nuestras plantas; a menudo somos capaces de reconocerlas de un vistazo. Para mí, estaba claro que no se ajustaba del todo a la descripción de ninguna de las especies conocidas de Victoria y, por lo tanto, tenía que ser una tercera”, explicó en un comunicado.
Pero, como dicen, las apariencias pueden engañar, y los expertos de Kew necesitaban estar completamente seguros. “Carlos contactó a otros colegas en Kew con diferentes tipos de experticia, entre ellos Lucy Smith, quien fue la persona que hizo las ilustraciones y capturó en detalle la esencia de cada especie y su variabilidad”, explica Pérez Escobar sobre el trabajo de la artista, que estuvo encargada de monitorear el crecimiento de las plantas que se cultivaron en Kew, para registrar sus cambios y detalles.
Mientras esto ocurría, los autores del artículo recopilaron toda la información existente de estas plantas en registros históricos, de horticultura y geografía y crearon una base de datos de las características de la especie, utilizando para ello ciencia ciudadana (a través de la plataforma iNaturalist y mensajes en las redes sociales con etiquetas sobre Victoria o nenúfares gigantes), especímenes de herbario y colecciones vivas en todo el mundo.
Aunque las diferencias físicas empezaban a ser claras, necesitaban corroborar si la V. boliviana también se diferenciaba de las demás en su genética, una tarea de la que se ocuparon Pérez Escobar, la científica Natalia Przelomska y Alexandre Antonelli, director de ciencias en Kew. “Investigamos el ADN, esto es muy importante porque solo a través de estas moléculas podíamos entender si estábamos ante un híbrido entre las otras dos especies o si de verdad era una nueva, un grupo de individuos donde su ADN en algún momento de su historia se separó de los demás”, detalla el investigador colombiano.
De hecho, encontraron que la Victoria boliviana era muy diferente genéticamente de las otras dos especies. Los datos recogidos confirmaron de manera contundente las sospechas que dieron inicio al estudio: efectivamente hay tres especies en el icónico género Victoria: V. amazonica, V. cruziana y V. boliviana. Los resultados también sugieren que la nueva especie está más próximamente relacionada con V. cruziana, y que divergieron alrededor de hace un millón de años.
En peligro de extinción
Como explica Pérez Escobar, comprender el ritmo al que se originan y extinguen las especies de plantas es crucial para determinar los tiempos en los que se formaron y se han mantenido las diferentes floras del mundo. En ese sentido, este nenúfar recién descubierto es un modelo de estudio muy interesante para los científicos, que se preguntan todavía por qué un grupo de plantas, que se originó hace unos 40 millones de años –según les reveló su ADN–, tiene tan pocas especies, y por qué todavía se pudo ramificar en un nuevo grupo hace tan solo un millón de años.
Conocer más sobre la historia de estas plantas, que hoy pueden ser visitadas en Kew Gardens y en el Ecoparque La Rinconada en Santa Cruz, también puede ayudarnos a entender cómo eventos como el cambio climático del pasado afectó su diversidad. Conocimiento que puede ser aplicado a las condiciones actuales que enfrenta la biodiversidad.
Eventos ante los que la Victoria boliviana también será vulnerable, de acuerdo con la investigadora de Kew, Raquel Negrão, quien se encargó dentro del estudio a analizar el grado de amenaza que esta planta enfrenta hoy basándose en la información recopilada de la literatura, informes e imágenes satelitales y siguiendo la metodología desarrollada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Podríamos evaluar la nueva especie como vulnerable, debido a amenazas como eventos climáticos y la disminución del hábitat causada por la deforestación en su rango geográfico restringido a Bolivia y limitado a las planicies de inundación de los Llanos de Moxos”, le explicó Negrão a este diario.
Y añadió que las otras dos especies de Victoria, no obstante tener un rango geográfico más grande, no deberían ser tampoco descuidadas por los gobiernos locales al estar expuestas ante amenazas como la minería, la deforestación y la contaminación que impactan las zonas de la Amazonia donde crecen.
Por eso, más allá de solo identificar una nueva especie, el propósito de los investigadores era también hacer un llamado a la conservación de estas majestuosas plantas, cuyas hojas son capaces de soportar un peso de hasta unos 80 kilogramos y con hojas que, además, ya han roto marcas. Con 3,2 metros de ancho, un espécimen de Victoria boliviana que creció en los Jardines La Rinconada ostenta ahora también el récord Guinness del nenúfar gigante más grande registrado.
Fuente: eltiempo.com