Una empresa emergente busca convertirse en la primera compañía privada en llevar una sonda espacial a la Luna dio a conocer recientemente la ambiciosa ruta de un servicio de entregas regular para enviar cargas al satélite natural de la Tierra y a cualquier otro lugar del sistema solar.
Moon Express de Cabo Cañaveral, Florida, se fundó en 2010 para ganar el Google Lunar X Prize, una competencia que ofrece 20 millones de dólares a la primera empresa privada que llegue a la Luna con una sonda robotizada para fines de 2017.
Robert D. Richards, director ejecutivo de la empresa, dijo que Moon Express está cerca de mandar su sonda espacial antes de la fecha límite del premio. Sin embargo, incluso si la compañía no gana, Moon Express tendrá un futuro prometedor transportando cargas de la NASA y clientes comerciales.
“Me parece que es grande”, dijo Richards del mercado potencial, y agregó que esperaba que sus diseños “redefinieran lo posible”.
La empresa dio a conocer imágenes de su sonda espacial MX-1E, la cual dice que hará el viaje a la Luna este año. El diseño anterior era en forma de dona y ahora es más alargado y esbelto, tiene unos 91 centímetros de ancho y 1,37 metros de alto, más parecido a una lata de refresco con patas para aterrizar. Julie Arnold, vocera de Moon Express, dijo que la nave sería un poco más grande que el robot R2-D2 de la película Star Wars.
El cambio de diseño se hizo para que la sonda cupiera en un cohete más pequeño que Moon Express planea usar para la primera misión. “Este sería nuestro vehículo inicial, nuestro vehículo de nivel básico, para llegar a la Luna”, explicó Richards.
El MX-1E se convierte en una especie de pieza de Lego que Moon Express puede usar como un bloque de construcción para naves espaciales más grandes.
“Los vehículos y las sondas espaciales solían diseñarse a modo para cada propósito”, dijo Richards. “Lo que hemos diseñado es un método de base”.
En la segunda misión de Moon Express se usaría una nave espacial más grande similar a dos latas de refresco, una encima de la otra, básicamente dos sondas MX-1E. Una es casi igual a la sonda espacial de la primera misión. El segundo módulo, sin patas para aterrizar, es una plataforma de propulsión que le permitiría a la nave espacial llegar al polo sur de la Luna, donde persiste el hielo al interior de cráteres que permanecen para siempre en las sombras.
El hielo es un recurso valioso para futuros asentamientos humanos, más allá de proveer agua para beber. Descomponer las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno no solo podría proveer aire para que los astronautas pudieran respirar, sino además propelente para el cohete. El hielo en el fondo de los cráteres probablemente también conserve moléculas de los primeros días del sistema solar, que serían de ayuda para los científicos.
La misma configuración, llamada MX-2, también se podría enviar hasta las lunas de Marte, pero para aterrizar en Marte se necesitaría un vehículo más complejo y costoso que los actuales diseños de Moon Express. “En teoría, puede llegar a cualquier parte del sistema solar interior”, afirmó Richards, refiriéndose al espacio comprendido entre el Sol y Marte.
Dos configuraciones adicionales combinarían varios módulos de propulsión en sondas lunares más grandes. Un módulo de propulsión en el centro podría servir como un vehículo más pequeño que despegaría de la Luna para traer rocas y muestras del suelo lunar de regreso a la Tierra.
El costo de construir y lanzar un MX-1E es de menos de 10 millones de dólares, comentó Richards. Las misiones de la NASA, en contraste, por lo general cuestan cientos de millones de dólares.
“Queremos hacer que caiga el costo de llegar a la Luna y, con ello, surgirá un mercado totalmente nuevo”, exclamó Richards.
Dijo que esperaba que, en los años próximos, Moon Express hiciera por lo menos dos viajes al año.
Moon Express no es la única empresa que apuesta por la Luna, la cual ha sido enormemente ignorada desde el fin de las misiones del Apollo de la NASA hace cuatro décadas.
El Google Lunar X Prize tiene la intención de fomentar esfuerzos comerciales, pero los avances han sido más lentos y difíciles de lo que habían anticipado los organizadores, por lo que la fecha límite se ha extendido en dos ocasiones. Los funcionarios del X Prize han dicho que ya no habrá más extensiones.
Astrobotic Technology de Pittsburgh abandonó la competencia el año pasado debido a que la fecha límite de 2017 resultaba poco realista. Todavía sigue desarrollando su sonda espacial Peregrine y ahora planea lanzarla en 2019, con 11 clientes ya confirmados.
“Nos sentimos conformes con nuestro avance”, comentó John Thornton, director ejecutivo de Astrobotic. Declaró que Astrobotic tiene la meta de hacer un lanzamiento cada dos años y después incrementarlos a una vez al año.
Blue Origin, la empresa de cohetes espaciales que creó Jeffrey P. Bezos, fundador, presidente del consejo y director ejecutivo de Amazon, también ha expresado su interés por viajar a la Luna, y ha propuesto una nave espacial robotizada de grandes dimensiones llamada Blue Moon para el envío de provisiones a un asentamiento humano futuro en ese lugar.
Fuente: nytimes.com