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Los orangutanes son los únicos primates no humanos capaces de hablar sobre el pasado

Hasta ahora, comunicar eventos pasados era una característica exclusivamente encontrada en los seres humanos. Pero un nuevo estudio publicado en Science Advances muestra que las madres orangutanes esperan en promedio siete minutos después de que un posible depredador esté fuera de la vista, antes de hacer sonar la alarma para avisar a otros.

Los orangutanes tienen una llamada de alarma bastante específica: suena como un beso humano. Los científicos creen que ayuda a advertir a otros sobre el peligro, y ahora también hay signos de que podría informar sobre un depredador que ya se ha ido.

El equipo se propuso investigar la referencia desplazada, «la capacidad de transmitir información sobre algo que no está presente o sobre un evento pasado o futuro». Los experimentos se realizaron en el bosque Ketambe de Sumatra, donde los científicos se arrastraron por el suelo envueltos en una manta blanca, con manchas, con dibujos o con rayas de tigre durante dos minutos, mientras una madre orangután se sentaba en el árbol de arriba.

La raya de tigre y la manta estampada obtuvieron la mayoría de estos besos, pero encontraron que solo una de las vocalizaciones ocurrió cuando el «depredador» todavía era visible. El resto se retrasó, en promedio, siete minutos después de que desapareciera la amenaza percibida, y hasta 20 minutos en el caso de una orangután en particular.

«Detuvo lo que estaba haciendo, agarró a su bebé, defecó [un signo de angustia] y comenzó a subir lentamente en el árbol», explica Adriano Reis e Lameira, uno de los investigadores. «Estaba completamente callada. Pasaron veinte minutos. Y finalmente lo hizo».

Podría haber otras razones, no relacionadas con la referencia desplazada, por las que los orangutanes esperaban, como estar petrificados por el miedo, pero los investigadores creen que las madres podrían esperar un tiempo prudencial para proteger a su hijo.

Según los autores del trabajo, los hallazgos podrían revelar que nuestra capacidad para comprender y vocalizar sobre el pasado puede haber evolucionado a partir de un antiguo homínido relacionado con humanos y orangutanes, aunque aún queda mucha investigación que hacer antes de llegar a ninguna conclusión.

Fuente: nmas1.org

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