Restos de dos mamuts descubiertos en Nuevo México muestran que los humanos vivieron en esa zona mucho antes de lo que se pensaba
Una nueva investigación sostiene que la meseta de Colorado, en América del Norte, habría sido ocupada por humanos mucho antes de lo pensado. El hallazgo de restos descuartizados de mamuts y signos de fuego controlado son evidencias contundentes de presencia humana en el área de Nuevo México, en Estados Unidos. La datación ha confirmado que los materiales identificados tienen una antigüedad de alrededor de 37.000 años.
Científicos de la Universidad de Texas en Austin, en Estados Unidos, han hallado restos de dos mamuts descuartizados en el sitio de Hartley, en Nuevo México, que indicarían actividad humana en esa zona hace casi 40.000 años. El descubrimiento es especialmente trascendente, porque en ese lugar la mayoría de las evidencias arqueológicas no sitúan a los humanos hasta decenas de miles de años después.
Cazados por humanos
Una madre mamut y su cría encontraron súbitamente su fin a manos de los seres humanos en América del Norte, hace aproximadamente 37.000 años. Un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, describe el hallazgo de una mezcla de costillas, huesos craneales rotos, un molar y otros fragmentos óseos de los mamuts masacrados, junto con adoquines de piedra y señales de fuego creado en forma intencional.
Los investigadores, liderados por el paleontólogo Timothy Rowe, concluyen que los elementos identificados son una contundente evidencia de ocupación humana en la zona: los fósiles poseen fracturas por fuerza contundente, se hallaron cuchillos confeccionados con huesos y signos de fuego controlado. Todo esto demuestra que los animales fueron masacrados para su posterior consumo.
Además, el análisis de datación por carbono en el colágeno extraído de los huesos de mamut establece una edad aproximada de entre 36.250 a 38.900 años para los restos descubiertos. Por lo tanto, se trataría de uno de los sitios más antiguos ocupados por humanos en América del Norte que se han identificado hasta la fecha.
Las tomografías realizadas sobre el material identificado revelaron redes de fracturas microscópicas y heridas punzantes estratégicamente ubicadas, que habrían ayudado a drenar la grasa de las costillas y los huesos vertebrales de los mamuts. Al mismo tiempo, el análisis químico del sedimento que rodea los huesos mostró partículas que provenían de un fuego controlado en forma doméstica, descartando su origen en un rayo o un incendio forestal.
Humanos en América
Según una nota de prensa, las teorías que cuentan actualmente con un mayor consenso en la comunidad científica indican que la cultura Clovis, que data de hace 16.000 años y dejó elaboradas herramientas de piedra, sería la primera expresión humana en las Américas. En ese sentido, los científicos relacionan directamente la evidencia más antigua de tecnología de piedra del Paleolítico Superior en el actual continente americano con la llegada de los primeros humanos.
Vale recordar que los orígenes de esta tecnología se remontan a la llamada “revolución del Paleolítico Superior” en Europa, que tuvo lugar hace aproximadamente 45.000 años. Las herramientas de piedra elaboradas y estilizadas se extendieron posteriormente desde Europa hacia Asia central y Siberia, para luego ser introducidas en América del Norte por los ancestros de los nativos americanos hace unos 16.000 años.
Sin embargo, estudios genéticos realizados sobre algunas de las poblaciones fundadoras plantean la posibilidad de dos caminos diferentes para la llegada de los seres humanos al continente americano. Por un lado, la relacionada con la aparición de los primeros nativos americanos y el desarrollo de las herramientas de piedra y, por otro, un desembarco previo separado por milenios de historia.
De confirmarse esta segunda vía, la llegada del ser humano a América del Norte estaría completamente separada de la introducción de la tecnología del Paleolítico Superior: el nuevo estudio parece aportar una evidencia contundente al respecto. La nueva investigación se suma a un creciente cuerpo de evidencia de la presencia de sociedades anteriores a la cultura Clovis en América del Norte, al tiempo que proporciona un conjunto de herramientas que puede ayudar a otros investigadores a encontrar más evidencias.
Fuente: Tendencias21