Un peruano, un brasileño, un francés y un estadounidense salieron un día en busca de ruinas desconocidas.
Parece el inicio de un chiste, pero así comenzó en julio pasado la aventura de un equipo de exploradores.
La misión: ir tras la pista de la ciudad inca jamás encontrada: Paititi o como también se la conoce, El Dorado.
En total fueron 20 personas, que recorrieron 150 kilómetros en 13 días, dirigidas por Javier Pazo y Benancio Paravecino, de la asociación franco-peruana Paykikin Exploraciones Perú.
«Ya tenemos varios sitios que muestras indicios, señales de una ruta al Paititi», comenta Pazo. «Pero vamos poco a poco».
Durante siglos, cientos de personas buscaron sin éxito esa ciudad que la mitología describe como hecha de oro.
Hoy en día, nuestros nuevos exploradores reconocen la dificultad de la empresa y hacen comentarios de sus hallazgos con cuidado de no dar una ubicación exacta.
Ellos sólo hablan de pistas y rutas que podrían conducir a la ciudad perdida.
Lento avance
Es difícil avanzar porque es una región de selva virgen y para acceder al santuario nacional Megantoni se necesita de la autorización del gobierno peruano.
Además, incluso hoy en día, a pesar de imágenes satelitales y sobrevuelos en helicópteros, hay regiones desconocidas en el Amazonas.
También hay otros sitios donde se evidencia alguna forma física de civilización pasada que está enterrada bajo siglos de vegetación.
Para uno de los exploradores más experimentados del mundo, Deyermenjian Gregory, quien forma parte de la expedición y ha estudiado la región desde los años 80, cada vez que viaja a la zona se pregunta qué puede encontrar esa vez.
«Lo que hago es investigar las regiones asociadas con la leyenda del Paititi», señala.
El grupo está siguiendo el llamado «Camino de piedra»; una vía de escape utilizada por los incas para protegerse de los colonizadores españoles.
Así que estos aventureros investigan dónde pueden conducir las rutas y caminos secundarios.
«Las marcas de piedra, aunque no continúas, indican que hubo una ruta», explica Gregory.
Realistas
Pero tras años de investigación, el experto cree que la posibilidad de descubrir un sitio arqueológico es muy pequeña, aunque no nula.
Uno de los principales problemas es la falta de información y la que hay carece de precisión.
En muchos documentos históricos, lo que hay es la recolección de historias orales que dan pie a distintas interpretaciones sobre el lugar donde puede estar esta ciudad perdida.
Unas hipótesis ubican El Dorado en Perú, otras en Bolivia, Paraguay y Brasil.
Por otro lado, cuando se quiere peinar una región tan extensa, hay que tomar en cuenta el ingrediente humano.
Explorar la selva es un viaje agotador que pone a prueba los límites del cuerpo humano.
Se trata de regiones de difícil acceso, aisladas de cualquier zona urbana.
No es tu cuerpo, es tu mente
El fotógrafo argentino Danilo Christidis -quien también es miembro de la expedición- bien lo sabe.
La primera vez que se embarcó en esta aventura en 2011, le dio tifus y perdió 15 kg.
Esta vez no fue tan traumático, pero no estuvo exento de dificultades.
Christidis cuenta de que caminaba cuatro a siete horas al día a través del bosque húmedo y denso.
Empezaban en la madrugada y, por motivos de seguridad, terminaban antes de que cayera la noche.
Estamos hablando de una expedición que empezó a 1.200 metros de altitud y terminó en la cordillera de los Andes a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar.
«Hay un punto en que no es el cuerpo lo que te lleva. Estás tan agotado que es la cabeza la que te empuja, es como un mantra», cuenta el fotógrafo.
En la medida que fueron ascendiendo, vieron cómo la vegetación iba cambiando y el bosque se hacía más frío y húmedo.
¿Qué es Paititi?
El responsable del equipo es el ingeniero y fundador de Paykikin Nicolas Chapon, un francés de 32 años que a los 10 años se enamoró de la selva peruana, después de ver la película alemana «Aguirre, la ira de Dios».
Para Chapon, el hallazgo más importante que hicieron fue el de un camino que encontraron perpendicular al Camino de piedra.
Este es señalado por una pequeña casa que utilizaban los incas para descansar en sus viajes.
Este descubrimiento no ha hecho sino reforzar las esperanzas del equipo.
«Nuestro objetivo es encontrar Paititi», asegura.
«Pero también es necesario preguntar qué es Paititi, tal vez es un lugar, pero también pueden ser muchos lugares pequeños».
«No lo sabemos, pero lo estamos buscando científicamente», asegura Chapon.
Mientras que para Pazo, es una cuestión de orgullo: «Lo hago por mis ancestros, por el mundo, para que vean la grandeza de nuestro pasado arqueológico».
Fuente: BBC