Los corales forman parte de un ecosistema muy complejo, pero sigue siendo un misterio si se comunican dentro de su comunidad biológica y cómo lo hacen.
En un nuevo estudio, los investigadores han encontrado pruebas de genes relacionados con el sonido en los corales, lo que sugiere que estos invertebrados marinos podrían utilizar el sonido para interactuar con su entorno.
Los arrecifes de coral representan menos del 1% del fondo oceánico, pero albergan más del 25% de toda la vida marina. En todo el mundo, los arrecifes de coral están amenazados por el cambio climático, la acidificación de los océanos, las enfermedades, la sobrepesca y la contaminación. Una mejor comprensión de la comunicación del coral podría ayudar a informar las políticas destinadas a proteger este ecosistema crítico.
“Un número creciente de estudios ha demostrado que los árboles pueden comunicarse, y que esta comunicación es importante para ecosistemas como las selvas tropicales –recuerda Camila Rimoldi Ibáñez, estudiante de secundaria en el programa de inscripción dual del South Florida State College–. Los arrecifes de coral suelen denominarse las selvas tropicales del mar por el hábitat que proporcionan a una gran variedad de plantas y animales. Por ello, queríamos averiguar cómo se comunica el coral”.
Ibáñez ha presentado los nuevos hallazgos en la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular durante la reunión virtual de Biología Experimental (EB) 2021, que se celebrará del 27 al 30 de abril. Su mentor es el doctor James Hawker, decano de artes y ciencias del South Florida State College.
Muchos organismos que viven en los arrecifes de coral perciben el sonido y lo utilizan para encontrar su camino hacia los arrecifes. Basándose en esta información, los investigadores decidieron buscar la presencia de genes relacionados con la recepción y/o emisión de sonido en el coral ‘Cyphastrea’.
Utilizando la amplificación por PCR, los investigadores encontraron pruebas probables de que dos de los cuatro genes que examinaron pueden estar presentes en el ADN del coral. Los genes encontrados, TRPV y FOLH-1, se utilizan para la emisión o recepción de sonido en anémonas de mar y pólipos de agua dulce, respectivamente.
Además de realizar más pruebas, los investigadores quieren secuenciar los genes TRPV y FOLH-1 que encontraron para añadir pruebas adicionales de que estos genes, o genes relacionados con ellos, están presentes en el coral.
“A medida que aprendemos más sobre los impactos negativos del sonido en diferentes tipos de ecosistemas, es vital que establezcamos políticas para proteger y gestionar los ruidos humanos en los entornos naturales–señala Ibáñez–. Cuanto más sepamos sobre cómo se comunican los corales, mejor podremos desarrollar proyectos de restauración y conservación para ayudar a los corales cuando se enfrentan a epidemias de blanqueo y otras amenazas”.
Fuente: europapress.es