Tarde o temprano llenaremos el espacio con nuestra mugre. Así que la Nasa hace muchos esfuerzos por mantenerlo limpio.
Recientemente esta institución realizó un estudio sobre el impacto que tienen los hongos ante la presencia humana en hábitats cerrados para mantener así a salvo a futuros pasajeros espaciales en otros planetas, según informó hoy la revista especializada Microbiome.
“Llevamos más microbios que células humanas, dijo al portal Gizmodo el autor del estudio, el Dr. Kasthuri Venkateswaran del Grupo de Protección Planetaria del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Nasa. “Tenemos que cuidar de lo que se está transportando a otros lugares.”
La Oficina de Protección Planetaria existe para proteger la Tierra de la vida potencial en otros planetas, pero también para proteger a otros planetas de nosotros. Por lo tanto, es importante saber exactamente cómo impactamos los entornos en los que nos inmiscuimos.
La investigación, que dirige Venkateswaran, se basó en que la presencia humana en hábitats cerrados que pueden ser utilizados para explorar otros planetas está asociada con cambios en la composición de los hongos que crecen en superficies dentro del hábitat.
Los resultados del muestreo fueron matizados porque hubo menos hongos en general en el hábitat al final de la misión, pero sí aumentó en algunos raros tipos como el Epiccocum, Alternaria, Pleosporales, Davidiella y Cryptococcus.
“Nuestro estudio es el primer informe sobre el micobioma de un hábitat simulado destinado a la futura habitación humana de otros planetas. Utilizamos el hábitat Inflable Lunar/Análogo de Marte (ILMAH, por sus siglas en inglés), un entorno simulado cerrado único que imita las condiciones de la Estación Espacial Internacional y posibles hábitats humanos en otros planetas”, aseguró Venkateswaran.
“Se demostró -agregó- que la diversidad fúngica general cambió cuando los seres humanos estaban presentes”.
Las estancias prolongadas en los hábitats cerrados pueden ser estresantes para los habitantes y por lo tanto les puede conducir a una disminución de la respuesta inmune, haciendo a las personas más vulnerables a los patógenos oportunistas como hongos.
Los hongos son extremófilos que pueden sobrevivir a duras condiciones y entornos como desiertos, cuevas o sitios de accidentes nucleares, además de ser difíciles de erradicar de otros entornos, incluyendo espacios interiores y cerrados.
“Caracterizar y comprender los posibles cambios y la supervivencia de las especies de hongos en ambientes como el ILMAH es de gran importancia, ya que no solo son potencialmente peligrosos para los habitantes, sino que también pueden deteriorar los hábitats mismos”, explicó el investigador principal.
Por ello, conocer cómo las comunidades fúngicas cambian en presencia de los seres humanos es necesario para el desarrollo de contramedidas apropiadas para mantener hábitats como el ILMAH y para proteger la salud de las personas que viven allí.
“El conocimiento profundo del micobioma viable permitirá el desarrollo de los procedimientos de mantenimiento y limpieza requeridos en un hábitat cerrado como ILMAH y también evitar que se deteriore y se convierta en un peligro para la salud de sus habitantes”, concluyó Venkateswaran.
Fuente: elcolombiano.com