El astrofísico británico Stephen Hawking, cuando publicó su articulo “Cómo construir la máquina del tiempo”, ofreció tres alternativas para experimentar.
“Un viajero del tiempo, un individuo valiente, quizás temerario, preparado para quién sabe qué, entra en el túnel del tiempo y emerge quién sabe cuándo. El concepto puede ser exagerado y la realidad puede ser muy diferente de esto, pero la idea en sí misma no es tan loca”, dijo Hawking al analizar las siguientes formas.
El agujero gusano
Los portales al pasado o al futuro podrían ser posibles dentro de las leyes de la naturaleza, afirma el físico. “Creemos que lo son. Además, incluso les hemos dado un nombre: agujeros gusano. La verdad es que los agujeros de gusano están a nuestro alrededor, solo que son demasiado pequeños para verlos”.
Para encontrarlos hay que buscar en los espacios que quedan entre las moléculas, entre los átomos, o entre las partículas más pequeñas aún, los quarts, etc. “Son pequeños túneles o atajos que se forman a través del espacio, desaparecen y se reforman constantemente dentro de este mundo cuántico. Y en realidad vinculan dos lugares separados”, dice el centífico.
Si estos agujeros se agrandan para que un humano pueda caber adentro con una máquina, entonces ya se puede hacer el viaje.
Este agujero, túnel o atajo teórico, que vincula dos lugares en el espacio-tiempo, fue predicho por Einstein en la teoría de la relatividad.
“Son hipotéticos ya que obviamente nadie ha visto ninguno”, aclara Hawking.
Sin embargo, si además estos agujeros se pudieran construir, un extremo sería acá en la Tierra y el otro en otro planeta.
De hecho hizo un experimento para recibir a los viajeros del futuro. Les organizó una fiesta de bienvenida. “He elaborado una invitación con las coordenadas exactas en tiempo y espacio”.
La invitación debía ser replicada en el futuro para que “tal vez algún día alguien que viva en el futuro encuentre la información de esta invitación y use una máquina del tiempo del agujero gusano para regresar a mi fiesta; demostrando que el viaje en el tiempo, un día, será posible”.
El problema, dice el científico, es que por ahora su experimento no ha funcionado.
Una nave a través del agujero negro
La instalación de satélites orbitando nuestro planeta permitió descubrir que el tiempo corre más rápido arriba en el espacio, que abajo en la Tierra. Esto ha obligado a ajustar los relojes.
“El problema no está en los relojes. Estos corren más rápido porque el tiempo mismo corre más rápido ahí en el espacio”, destaca Hawking y la causa se debería a la masa de la Tierra, que es más pesada.
Esto lo ha hecho pensar que en el gran agujero negro, que está al centro de nuestra galaxia, el tiempo debe ser mucho más lento porque su masa equivale como a cuatro millones de soles aplastados y en el Sol caben muchas tierras.
“Un agujero negro como este tiene un efecto dramático en el tiempo, haciéndolo más lento, mucho más que cualquier otra cosa en la galaxia. Eso lo convierte en una máquina del tiempo natural”, explica Hawking al elaborar esta idea.
Si una agencia espacial controlara una misión al agujero negro desde la Tierra, observaría que cada órbita completa tardaría 16 minutos. “Pero para los valientes que están a bordo cerca de este objeto masivo, el tiempo se haría mucho más lento”.
Hawking piensa que de alguna manera se podría aprovechar esta realidad del agujero negro para inventar una máquina espacial que viaje a través de él.
El tren a la velocidad de la luz
Una tercera alternativa es un tren imaginario donde los “pasajeros llevarían un boleto de ida al futuro”.
“El tren comienza a acelerar más y más rápido, dando vueltas alrededor de la Tierra una y otra vez”. Esto es para que se acerque a la velocidad de la Luz.
Cuando está casi por alcanzar la velocidad de la luz “sucede algo extraordinario”. El tiempo comienza a fluir más lentamente a bordo en relación con el resto del mundo, al igual que cerca del agujero negro, solo que mucho más. Todo en el tren viajaría entonces en cámara lenta.
Imagínese que el tren salió de la estación el 1 de enero de 2050. Circula la Tierra una y otra vez durante 100 años antes de detenerse por fin en el Día de Año Nuevo, 2150. Los pasajeros solo habrán vivido una semana porque el tiempo es mucho más lento dentro del tren. Al salir, encontrarían un mundo muy diferente al de uno.
Fuente: lagranepoca.com