El llamado “fenómeno de la pescadilla” lleva apareciendo desde la década de 1930, sobre todo cerca de las Bahamas
Un extraño fenómeno tiene desconcertados a los científicos desde que en la década de 1930 fuera registrado por primera vez: unas manchas de color blanco lechoso que suelen cubrir una superficie equivalente a unos cientos de campos de fútbol y que aparecen, sobre todo, en aguas poco profundas de los bancos próximos a las Bahamas. Confundidos por su presencia, cada vez mayor y más frecuente, un grupo de investigadores de la Universidad de Florida se propuso recientemente estudiarlo por primera vez. Pero los resultados y conclusiones obtenidas, lejos de arrojar luz, siguen sin esclarecer sus causas.
Bautizado como el “fenómeno de la pescadilla”, el trabajo, que se ha publicado en la revista Remote Sensing of Environment, está basado en observaciones por satélite. Y aunque se sabe que las manchas se deben a la abundancia de partículas de carbonato cálcico de grano fino suspendidas en el agua, no está claro aún por qué las nubes de granos aparecen esporádicamente en el océano.
Hay, eso sí, teorías. Una de ellas afirma que se trata principalmente de un proceso mecánico en el que las corrientes dragan los sedimentos de carbonato cálcico, según informa el Observatorio de la Tierra de la NASA. Otras, añade la agencia, apuntan a un origen en las floraciones de fitoplancton y otros procesos biológicos o químicos. “Pero en realidad no hay consenso científico sobre las causas”, explica Chuanmin Hu, oceanógrafo de la Universidad del Sur de Florida, cuyo estudio pone de manifiesto un “misterioso aumento” del fenómeno en la última década que alcanzó su punto máximo en 2015, tras lo que la superficie afectada comenzó a disminuir. Un repunte que, además, parece vinculado a ciertos patrones estacionales.
“Me gustaría poder decirle por qué vimos ese pico de actividad, pero aún no hemos llegado a eso”, dijo Hu. “Vemos algunas relaciones interesantes entre las condiciones ambientales, como el pH, la salinidad del agua y el comportamiento de los vientos y las corrientes, pero aún no podemos decir qué procesos mecánicos, biológicos o químicos exactos fueron responsables de ese pico de actividad. En última instancia, tenemos que hacer más experimentos de campo y combinarlos con investigaciones de teledetección como ésta para comprender mejor los procesos de formación”, añadió.
Fuente: eldebate.com