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Las enanas marrones pueden revelar los secretos de los exoplanetas

Las enanas marrones son más pequeñas que las estrellas, pero más masivas que los planetas gigantes. Como tales, proporcionan un enlace natural entre la astronomía y la ciencia planetaria. Sin embargo, también muestran una variación increíble cuando se trata de tamaño, temperatura o química, entre otros aspectos, lo que las hace difícil de entender.

Un nuevo trabajo, dirigido por la científica de Carnegie Jacqueline Faherty, ha inspeccionado varias propiedades de 152 cuerpos sospechosos de ser enanas marrones jóvenes, con el fin de categorizar su diversidad y encontrar las propiedades atmosféricas que pueden estar detrás de gran parte de sus diferencias. Según explican los expertos, cualquier descubrimiento que se realice con este trabajo puede aplicarse a los planetas fuera del Sistema Solar.

Los científicos están muy interesados en las enanas marrones, porque son prometedoras para explicar la evolución planetaria y también para la formación estelar. Estos objetos son más difíciles de detectar que las estrellas más masivas y brillantes, pero superan enormemente a las estrellas como el Sol. 

Por el momento, los datos sobre estos cuerpos se pueden utilizar como un sustituto de la contemplación de mundos extrasolares que se esperan estudiar con futuros instrumentos como el telescopio espacial James Webb. «Las enanas marrones son mucho más fáciles de estudiar que los planetas, porque no se ven abrumadas por el brillo de una estrella madre», explica Faherty.

Pero la enorme diversidad que se ve en las propiedades de la población de enanas marrones significa que todavía hay mucho sin conocer, apunta también la investigadora en el artículo, publicado en The Astrophysical Journal Supplement Series.

Las enanas marrones son demasiado pequeñas para sostener el proceso de fusión de hidrógeno que alimenta estrellas, por lo que después de la formación se enfrían lentamente y se contraen con el tiempo, lo que aumenta su gravedad superficial. Esto significa que sus temperaturas pueden variar y ser tan calientes como una estrella a tan frías como un planeta.

Se cree que influyen en sus condiciones atmosféricas y en sus masas. En este sentido, estos cuerpos también oscilan entre una estrella y un planeta gigante y demuestran una gran diversidad de edades y composición química.

El trabajo

Al cuantificar las propiedades observables de tantos jóvenes candidatos enanas marrones, Faherty y su equipo fueron capaces de demostrar que estos objetos tienen una vasta diversidad. Al ubicar los lugares de nacimiento de muchas de las enanas marrones, Faherty fue capaz de eliminar las diferencias de edad y composición química, lo que le ha permitido detectar que los fenómenos meteorológicos, las diferencias en la composición y las estructuras de nubes son los principales sospechoso de impulsar las diferencias extremas entre los objetos de origen similar.

Todos los lugares de nacimiento de enanas marrones identificados en este trabajo son regiones que también albergan exoplanetas, por lo que estos mismos hallazgos se mantienen para los planetas gigantes que orbitan alrededor de estrellas cercanas.

«Considero que estas enanas marrones jóvenes son ‘hermanas’ de los exoplanetas gigantes. Como miembros cercanos de la familia, se pueden utilizar para investigar cómo funciona el proceso de envejecimiento planetario», ha apuntado Faherty. 

Fuente: Europa Press

 

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