Icono del sitio INVDES

Las ciudades más antiguas del mundo no estarían en Mesopotamia, sino en Ucrania

Un equipo de arqueólogos alemanes ha usado modernas técnicas geomagnéticas para identificar en Ucrania algunas de las que podrían ser las ciudades más antiguas del mundo. El director del proyecto ha asegurado que estos grandes asentamientos podrían incluso ser más antiguos que las primeras ciudades descubiertas en Mesopotamia

Tripilia fue una cultura neolítica que floreció en la actual Ucrania entre los años 5400 y 2700 a.C. Se extendió a lo largo del curso del río Dniéper, a unos 40 kilómetros al sur de la actual Kiev, y consistió en un enorme grupo de asentamientos organizados en anillos concéntricos, con bloques de casas alineadas y amplios corredores entre ellas. Según los investigadores, esta singular disposición desafía la idea de que las primeras grandes ciudades surgieron en Mesopotamia alrededor de 3800 a.C.

En 2011, un equipo de investigadores de la Universidad de Kiel, en Alemania, liderado por el arqueólogo Joseph Müller, empezó a investigar estos enormes asentamientos y los resultados obtenidos sugieren una datación cercana al año 4000 a.C., entre el final del Neolítico y la Edad del Bronce. Con una superficie que podría alcanzar hasta las 320 hectáreas, el área de Tripilia, con sus gigantescas aldeas, pudo albergar a más de 10.000 personas.

Müller asegura que “cuando empecé a investigar los yacimientos de Tripillia en 2012 nunca pensé que los llamaría ciudades”, pero ahora ha cambiado de opinión. “Para mí eso está fuera de toda duda. Una ciudad requiere un concepto. Y aquí, la planificación es evidente desde el principio. El factor decisivo para mí no es que sean asentamientos enormes, sino que ya no conoces a la gente que vive a 1,5 kilómetros en el mismo asentamiento”, afirma.

Pruebas “irrefutables”

Según explica Müller, sus investigaciones se basaron en los estudios que llevó a cabo el topógrafo militar soviético Konstantin Shishkin en los años sesenta del pasado siglo. Tras observar unas fotos aéreas tomadas en aquella zona, Shishkin detectó una serie de estructuras subterráneas. Müller afirma que “lo que para cualquiera hubieran sido unas simples sombras formadas por la vegetación, para el ojo entrenado de Shishkin se convirtieron en una prueba irrefutable de la existencia de restos arqueológicos allí enterrados”.

Una década más tarde, gracias a rudimentarios sistemas de geomagnetismo, un método que a día de hoy se sigue empleando y para el cual se requiere un gran esfuerzo manual, la Unión Soviética movilizó a grandes grupos de estudiantes para llevar a cabo las mediciones y las cuadrículas sobre el terreno. Ahora, los avances tecnológicos han permitido a Müller cartografiar en alta definición los asentamientos más grandes y realizar las primeras excavaciones arqueológicas.

Planificación urbanística

Los investigadores han identificado en la región más de 140 de estos yacimientos que ahora están cubiertos por campos de cultivo. Organizados en anillos concéntricos, los bloques de casas estaban alineados y estas se construyeron en madera y arcilla. A día de hoy aún se debate si estas viviendas eran de una o dos plantas o si los remates de sus fachadas estaban acabados en punta o arqueados. Según Müller tendrían un tamaño de unos cinco metros de ancho por catorce de largo.

Algo curioso que también han podido constatar los investigadores es que los propios habitantes incendiaban sus casas de forma controlada, y aunque aún se desconoce la razón, los investigadores especulan con que podría tratarse de algún tipo de culto a los muertos, ya que no se ha encontrado ninguna tumba en los alrededores.

“Las tumbas individuales son algo que representa el papel de los enterrados ante los demás. Este reflejo de las estructuras sociales no existe aquí. Pero aunque no haya tumbas marcadas de forma arqueológica, eso no significa que no existiera un culto a los difuntos. Rara vez se encuentran huesos humanos en los vertederos cercanos a las casas, lo que puede tener algún tipo de significado”, sugiere Müller.

Hacia el año 3600 a.C., los grandes asentamientos de Tripilia desaparecieron sin que se hayan documentado rastros de violencia, por lo que se especula con que su abandono pudo ser a causa de un colapso poblacional o tal vez debido a la necesidad de crear nuevas formas de organización social. Cada uno de los asentamiento tuvo una duración estimada en el tiempo de alrededor de 200 años, aunque los arqueólogos creen que este tipo de grandes aldeas aún pudo tener continuidad durante unos 500 años más.

Finalmente, los investigadores también han constatado que los habitantes de estas grandes ciudades no emplearon la escritura, algo que sí sucedió en Mesopotamia y en Egipto, por ejemplo.

Fuente: nationalgeographic.com.es

Salir de la versión móvil