Los astrónomos han sabido desde fines de la década de 1950 que el disco de la Vía Láctea, donde residen la mayoría de sus cientos de miles de millones de estrellas, no es plano, sino algo curvado hacia arriba por un lado y hacia abajo por el otro.
Para explicar esta deformación han propuesto varias teorías, incluida la influencia del campo magnético intergaláctico o los efectos de un halo de materia oscura, una gran cantidad de materia invisible que se espera que rodee a las galaxias.
Pero según un nuevo estudio que utiliza datos recopilados por el satélite GAIA de observación de estrellas, de la agencia espacial europea, el disco de la Vía Láctea se está deformando a medida que choca lentamente con una galaxia vecina más pequeña, proceso que no tiene efectos notables en la vida en nuestro planeta.
El estudio, realizado por un equipo de físicos del Instituto Nacional Italiano de Astrofísicos de Turín y publicado en Nature Astronomy, analizó la forma en que se mueven 12 millones de estrellas gigantes en nuestra Vía Láctea para llegar a esta conclusión.
Indicios confirmados
El estudio ha confirmado indicios anteriores de que esta deformación de nuestra galaxia no es estática, sino que cambia su orientación con el tiempo.
Los astrónomos llaman a este fenómeno precesión y podría compararse con el tambaleo de un trompo mientras gira sobre su eje.
El estudio ha descubierto también que la velocidad a la que la que ocurre la deformación de nuestra galaxia es mucho más rápida de lo esperado, más rápido que el campo magnético intergaláctico o el halo de materia oscura.
Al mismo tiempo, los astrónomos observaron que la velocidad de la urdimbre es a la vez más lenta que la velocidad a la que las propias estrellas orbitan el centro galáctico
Eso sugiere que la deformación debe ser causada por otra cosa. Algo más poderoso, como una colisión con otra galaxia, señalan los investigadores.
¿Sagitario?
Los astrónomos aún no saben qué galaxia podría estar causando la onda ni cuándo comenzó la colisión.
Uno de los candidatos es Sagitario, una galaxia enana que orbita la Vía Láctea, que se cree que ha estallado a través del disco galáctico de la Vía Láctea varias veces en el pasado.
Los astrónomos piensan que Sagitario será absorbido gradualmente por la Vía Láctea, un proceso que ya está en marcha.
Con un diámetro de cerca de 10.000 años luz, Sagitario se encuentra actualmente a 70.000 años luz de la Tierra y se mueve en una órbita polar a unos 50 000 años luz del centro de nuestra galaxia.
Nuevas perspectivas
Gracias a los datos del satélite de cartografía estelar de la ESA, los astrónomos pudieron determinar las distancias de la Tierra de más de mil millones de estrellas y seguir sus viajes a lo largo de millones de años.
Gaia ya había descubierto con anterioridad evidencias de colisiones entre la Vía Láctea y otras galaxias, tanto en el pasado reciente como lejano, gracias a los patrones de movimiento de grandes grupos de estrellas, ocurridos miles de millones de años después de que ocurrieron los eventos.
Gaia está actualmente en el sexto año de su misión y sigue escaneando el cielo mientras un consorcio europeo procesa y analiza los datos que siguen fluyendo hacia la Tierra.
Los astrónomos esperan los próximos dos lanzamientos de datos de Gaia, planeados para 2020 y la segunda mitad de 2021, respectivamente, para abordar otros misterios de nuestra galaxia.
Fuente: tendencias21.neet