La nave New Horizons, la exploradora de Plutón y el cinturón de Kuiper de la NASA, ha observado luz ultravioleta que parece brotar del borde del Sistema Solar. Esta energía, según un artículo que se ha publicado en Geophysical Research Letters, procedería de un muro de hidrógeno situado en la heliopausa, una región que representa el límite a partir del cual la influencia del Sol se desvanece.
«Estamos viendo el umbral entre estar en el vecindario del Sol y estar en la galaxia», ha dicho en Sciencenews.org Leslie Young, coautor del estudio e investigador en el Southwest Research Institute, en Colorado (EE.UU.).
A medida que el Sol se mueve por la galaxia, en una hélice que se desplaza a una velocidad vertiginosa, produce una «burbuja» de partículas cargadas, el llamado viento solar, que constituye la heliosfera. Más allá de esa heliosfera, las condiciones que imperan dependen del medio galáctico o interestelar.
En el límite de esa burbuja, a una distancia de 100 unidades astronómicas (una de estas unidades es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol), los átomos de hidrógeno procedentes del medio galáctico contactan con el viento solar. Ambos «chocan» y forman un frente que se mueve y evoluciona. Se cree que esta colisión crea un auténtico muro de hidrógeno capaz de dispersar la luz ultravioleta de una forma específica y reconocible.
Un muro solo visto por las Voyager
Las dos naves Voyager, los artefactos que más lejos han viajado en toda la historia, vieron señales de esta luz hace ya 30 años. Ahora, por primera vez en décadas, la New Horizons, una sonda del tamaño de un piano, ha podido repetir dichas observaciones.
Entre 2007 y 2017 el espectrógrafo Alice, a bordo de la sonda, ha estado escaneando el espacio para encontrar huellas del muro de hidrógeno en el límite del Sistema Solar.
Así se ha confirmado lo que las Voyager ya vislumbraron: que en el límite del Sistema Solar hay más luz ultravioleta de la que deberíamos ver si no hubiera tal muro de hidrógeno.
Sin embargo, los propios autores del estudio, encabezados por Randy Gladstone, han reconocido que también pudiera ser que existiera una fuente desconocida de radiación UV en la galaxia.
La próxima «parada» de la New Horizons se producirá en 2019, cuando sobrevuele las cercanías de Ultima Thule, un objeto del cinturón de Kuiper. Según los cálculos de la NASA, la sonda tendrá 10 o 15 años para continuar con sus observaciones y escanear el espacio en busca del brillo del límite del Sistema Solar.
Tal como ha dicho Wayne Pryor, otro de los coautores, si en algún momento el brillo ultravioleta decae, será porque New Horizons ha dejado atrás el muro. Si no, una de las opciones sería que la fuente está en las profundidades del espacio interestelar.
Fuente: europapress.es